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(Caracas. 16/07/2020) Uno de los retos fundamentales a resolver en el cambio de paradigma que se plantea nuestro Plan para una Venezuela de oportunidades, que hemos denominado Venezuela Tierra de Gracia, es el relativo al modelo de trabajo.

Este es el quinto de una serie de documentos que recogen los planteamientos desarrollados por la Coordinación Nacional de Asociaciones Ciudadanas, conjuntamente con los comisionados y especialistas de las distintas áreas estratégicas.

 

El Bono Demográfico y los niños de la calle

En opinión del equipo de Vente Laboral, el socialismo del siglo XXI destruyó el bono demográfico venezolano.

En condiciones normales hasta 2.045 la población venezolana debería tener tendrá una estructura irrepetible: Quienes tienen edad de trabajar y producir superarán a los jóvenes menores de 15 años y a los mayores de 60. Esta distribución, que técnicamente se denomina “bono demográfico”  ocurre una sola vez en la historia de los países y permite contar con una mayor mano de obra para impulsar el crecimiento y el desarrollo. El bono demográfico en Venezuela comenzó en 2.005 y estaba destinado a terminar en 2.045, nos restarían 25 años.

La clave de aprovechamiento es invertir en la juventud, mejorar la calidad y el acceso de los sectores más desfavorecidos a la educación.

Este concepto y estas cifras se desprenden de las investigaciones y estudios de la Organización de la Naciones Unidas (O.N.U), quienes han hecho recomendaciones al régimen venezolano para que aproveche con políticas públicas coherentes esta fortaleza insuperable. Ahora bien ¿Qué hizo la revolución bonita al respecto? ¿Qué hizo en beneficio de la juventud venezolana.

De acuerdo a cifras del Observatorio Venezolano de la Violencia (O.V.V) las últimas cifras de violencia y crímenes sitúan a Venezuela como el país más inseguro y peligroso de América Latina y del mundo. Entre 1999, año en el que llegó Hugo Chávez al poder, hasta 2018, se han registrado 333.029 muertes  violentas. De media, perdieron la vida 40 personas por día, y en su mayoría jóvenes en condiciones de pobreza. Al ahondar sobre las características de las víctimas y los victimarios, los informes del OVV reflejan una semejanza innegable: casi todos son hombres, jóvenes y pobres. Del lado de los victimarios, las características son muy similares, con el alarmante dato sobre la edad de incorporación a la delincuencia, que ha ido bajando hasta los 12 años, aunque abundan casos de antisociales con 10 y 11 años. Es decir, los niños de la calle que se formaron bajo la sombra de Chávez.

La deserción escolar ha convertido las aulas en pueblos fantasma. Son diferentes las causas y todas vinculadas directamente a la incompetencia del régimen, niños que no asisten porque no tienen para comer, otros tienen que acompañar a las madres a las colas del hambre, las maestras  hacen esfuerzos para sobrevivir con sueldos miserables y también faltan para hacer colas y obtener algunos alimentos, las infraestructuras educativas deterioradas, en su mayoría no aptas ni para dar ni para recibir clases. Ahora la pandemia del Covid-19 es la coartada perfecta para el régimen justificar su incompetencia.

En la turbulenta situación económica que se vive en Venezuela, la juventud venezolana,  no tiene garantizada la subsistencia, mucho menos el progreso, a través de trabajos que correspondan a su nivel de educación. Los profesionales universitarios se han ido del país o han emigrado internamente al comercio informal, que es más rentable que ejercer su profesión en muchos casos. Lo que sí ha aumentado son los niños de la calle en las puertas de las panaderías y esquinas de la ciudad. Es doloroso aceptarlo, pero es una realidad.

Ante la falta de información y data oficial, las universidades Católica Andrés Bello, Simón Bolívar y Central de Venezuela, iniciaron un riguroso trabajo de investigación denominado «Encuesta de Condiciones de Vida», con el objetivo de ofrecer periódicamente  una rigurosa visión de conjunto, a partir de los principales indicadores descriptivos de la situación de las familias venezolanas.

El estudio 2019-2020 abarcó casi 10.000 hogares y deja ver lo que veinte años de socialismo del siglo XXI han hecho de Venezuela. Los datos de Encovi dejan al desnudo el alcance social y demográfico del colapso económico que acogota el país. En todo el siglo XX y lo que va del XXI, Venezuela no había mostrado niveles de pobreza como los que arroja este estudio. Ahora somos el país líder en todas las variables negativas referidas a la calidad de vida y productividad. La emigración por motivos económicos alcanza ya, según lo certificado por la ONU, casi cinco millones de venezolanos; ahora somos 28 millones, quizás menos. En los últimos tres años han dejado el país dos millones trescientos mil personas.

El Bono Demográfico venezolano se distorsionó y se perdió una oportunidad irrepetible. Por eso desde Vente Laboral consideramos urgente una ruptura inmediata con este sistema que nos trajo hasta aquí, para construir un nuevo paradigma centrado en el ciudadano, que nos dirija a la prosperidad, en el marco de una economía de mercado que promueva el emprendimiento, la iniciativa privada y la libertad individual.