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Ante la agudización de la crisis económica del país, el Deltano ha tomado la determinación de marcharse a otras tierras, en búsqueda de mejores oportunidades y un ingreso económico que les permita vivir en mejores condiciones para ayudar a sus familiares que se quedan en el Delta pasando penurias.

Muchos han tenido que dejar a sus hijos al cuidado de sus familiares, otros tanto han dejado a sus esposas o esposos, así vemos a familias enteras disgregadas en diferentes lugares del mundo. Es doloroso ver como los jóvenes que apenas se graduaron de bachiller, en vez de ingresar a la universidad, se ven obligados a marcharse para trabajar muchas horas y así, poder mantenerse. También es bien sabido que muchos deltanos han perdido sus vidas en el intento de progresar, lo que ha traído mucho dolor a familiares y a la comunidad en general.

El régimen usurpador estadal siguiendo las líneas del régimen usurpador, somete a la ciudadanía deltana a los embates de un descontrol en la economía, inseguridad, control del libre tránsito, aparte de que este estado no ha tenido ni un ápice de progreso. Nos hemos quedado detenidos en el tiempo, dependiendo de estos bandidos para obtener un lugar de trabajo, a pesar de tener a un Delta prodigioso, lleno de virtudes naturales, con salida al Atlántico; teniendo uno de los ríos más grandes e importantes de América del Sur y una impresionante reserva petrolera.

Somos uno de los pocos Deltas del mundo, ¡que privilegio!

Sin embargo, hasta nuestros aborígenes han salido de sus hábitats para irse a Brasil, Guyana o Trinidad y Tobago tratando de sobrevivir, lo que les ha ocasionado grandes daños; han sido objeto de trata de personas, tanto los adultos, como los casos bien conocidos de niños waraos explotados como pedigüeños y sexualmente. Aquí en nuestro querido Delta lo que hay es pobreza crítica y miseria.

Es por todo esto y más que se hace necesario un cambio político y social, no solo en nuestro estado, sino en el país en general. Este régimen oprobioso y delincuencial debe irse de cualquier manera, para que se instaure en Venezuela y por consiguiente, en el estado Delta Amacuro, un gobierno que reconquiste la libertad; que le proporcione garantías a la inversión extranjera, que impulse el desarrollo de la empresa privada para generar muchos puestos de trabajo, donde se privaticen los servicios públicos para que puedan funcionar eficientemente, donde se respeten las libertades individuales y la dignidad humana, solo así, podría decirse que Venezuela va rumbo a alcanzar un verdadero desarrollo y de esta manera, nuestros hermanos deltanos y los venezolanos en el exilio, regresarían a su terruño, esperanzados de un futuro mejor.

Olga Cotúa, coordinadora estadal Formación de Cuadros en Delta Amacuro.