Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

 

El consumo de pilas y baterías a nivel mundial, presenta cifras importantes. Se calcula que ciudades como Buenos Aires presenta un consumo anual de 19 millones de pilas destinadas para el uso en teléfonos celulares, controles a distancia, notebook, cámaras digitales, juguetes, linternas de bolsillo y otros artefactos. Las pilas usadas y otros residuos electrónicos constituyen un peligro con potenciales impactos sobre el ambiente, ya que contienen metales pesados tales como mercurio, cadmio, níquel, plomo, arsénico, cobalto, litio, manganeso, cinc y potasio, siendo los cuatro primeros muy tóxicos para el agua el aire y el suelo, pudiendo causar daños neurológicos, hepáticos, renales y cáncer sobre los seres humanos que se exponen a estos elementos.

La mayor parte de las pilas junto a otros residuos electrónicos obsoletos, van a parar a los basureros de nuestra ciudad, donde se generan elevadas temperaturas que provoca el estallido de las pilas y el vaciado de sus contenidos tóxicos al ambiente, pudiendo contaminar 200 billones de litros de agua natural, tan solo con el mercurio. Países desarrollados como Canadá, Suecia y Noruega, adoptaron la modalidad de reciclar para fabricar nuevas unidades, donde sus gobiernos ambientalistas subsidian la actividad. En Europa se reciclan las baterías primarias y también las recargables, en tanto que en Estados Unidos Rechargin Battery Recicling Corporation comparte los gastos de recolección y reciclado con los fabricantes. México tiene instalados rellenos de seguridad que son depósitos muy bien señalizados y aislados del entorno. En nuestro país Venezuela, ninguna acción tangible y responsable se aplica a las pilas AA, AAA, baterías para celulares, baterías de 9 voltios y todo el universo de las pilas botón.

En este sentido, ¿en que puede contribuir el ciudadano común y responsable con el ambiente? Algunas personas o familias bien intencionadas, han adoptado la modalidad de guardar las pilas en botellones de plástico en espera que algún organismo o entidad algún día los rescates. Para ello, resulta conveniente que las pilas se encuentren totalmente descargadas antes de desecharlas, para evitar estallidos por gases como hidrógeno, oxígeno y cloro. La otra posibilidad es agregar dentro de los botellones aceite usado de cocina que al ser un aislante natural y no conducir la electricidad, evitará cortocircuitos y retardará indefinidamente la corrosión de las pilas evitando que vuelquen sus contenidos tóxicos.

Otra medida, la constituye el encapsulado de pilas con materiales de construcción, tales como el concreto y el hormigón armado para la construcción de bancos de plazas, cimientos de edificios, pilares, puentes, pavimentos u otras aplicaciones. Otras iniciativas para almacenar pilas, lo constituye su depósito en un relleno sanitario para pilas, como el que se utiliza en México.

En conclusión, todas las iniciativas son mejores que deshacerse de las pilas junto a los residuos urbanos comunes o arrojándolas a las cloacas o al cauce de ríos, arroyos, lagos y mares. Sin embargo, hay que considerar que los rellenos sanitarios especializados son una herramienta de contención pero guardan venenos, al igual que el embotellado es un paso previo a la disposición final y el encapsulado de pilas en hormigón para cimientos de edificios, es un proceso químicamente seguro y de largo alcance, pero debe estudiarse la cantidad apropiada de pilas por metro cúbico de hormigón, para no disminuir la resistencia mecánica, aun así es otra forma de guardar venenos refractarios en el tiempo. Sea cual sea la medida considerada, lo importante en no dejar de hacer algo al respecto y tomar en consideración que cada vez tenemos que dejar menos huellas perjudiciales al planeta, en nuestro paso por el.

 

@nelaveradiaz

Dra. María Nela Vera Díaz

Comisionada Nacional Ambiente Vente Venezuela