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Una de las peores herencias que va a dejar el paso del socialismo por nuestro país, es la destrucción del sistema agroalimentario nacional. En la “Declaración de El Bosque”, presentada por Fedeagro el pasado 25 de agosto, se resume la situación del sector agropecuario al denunciar que “la agricultura vive el período más oscuro de los últimos 50 años, sumergida en una profunda crisis, los resultados de todos los subsectores y rubros, año tras año registran records negativos. La producción de los cultivos de mayor tradición en el país alcanzó, en 2019, los volúmenes cosechados en las décadas de los años sesenta y setenta”. Es decir, que después de haber alcanzado récords máximos de producción hace 30 años, el chavismo nos regresa a las producciones de hace 60 años.

Todos los rubros necesitan ser recuperados y llevados a niveles cónsonos con las necesidades actuales, mediante la aplicación de un cambio que signifique una ruptura paradigmática con el pasado y produzca una verdadera transformación del sistema agroalimentario nacional. Debe aplicarse un programa de reformas que generen una nueva legislación; modifiquen los derechos de propiedad y explotación de la tierra; produzca una reforma fiscal; ayude a crear una gran familia de propietarios, transforme el modelo de distribución del producto agrario; elimine las políticas comerciales proteccionistas; mejore la posibilidad del crédito y permita una explotación agropecuaria sin privilegios, proteccionismos y prohibicionismos.

Ese ambicioso plan liberal agrícola, que forma parte del proyecto “Venezuela Tierra de Gracia” diseñado por calificados técnicos y especialistas, debe convertir a nuestro país en una potencia agropecuaria. Se contemplan tres etapas de desarrollo: 1.- una primera etapa, de corto plazo, donde se crearán las condiciones para que la estructura y capacidad instalada actual puedan ser utilizadas al máximo; 2.- la segunda etapa busca equilibrar la balanza comercial en materia de alimentos y 3.- una tercera etapa que busca convertir a Venezuela en un país exportador neto, especialmente en los rubros en los que tenemos ventajas comparativas y en los que desarrollemos ventajas competitivas.

Para el logro de esta visión, se hacen necesarias condiciones que el Estado debe proveer y que hoy significan barreras para el avance. Debe garantizarse seguridad en todos los aspectos, especialmente en lo que se refiere a la seguridad personal y al respeto a la propiedad privada. Es fundamental el acceso al crédito, hoy frenado por la misma inseguridad jurídica y personal existente en el país, factor limitante para el desarrollo de un sistema de financiamiento moderno. Debe incentivarse a la agroindustria, propiciándole una carga impositiva baja, con mínimas barreras de entrada, flexibilidad laboral y reglas claras en materia ambiental. Otro aspecto importante es el relacionado a la transformación y modernización de las comunidades rurales en términos de infraestructura, servicios públicos, educación, salud, comercio, turismo, vías de penetración, donde el sector privado tendrá una amplia participación. Un factor fundamental será el principio de “subsidiariaridad” de la gestión pública o gobierno subordinado al servicio de los ciudadanos, en el que los gobiernos en todos los niveles sean facilitadores de las iniciativas individuales y grupales. Será la época para la verdadera innovación en la búsqueda del desarrollo, mediante la implementación de tecnologías de punta que se traduzcan en mayor productividad. Un factor importante lo representará el manejo de información con sistemas modernos, automatizados, abiertos e inteligentes, que suministren estadísticas en tiempo real y al alcance de todos los actores de la cadena agroproductiva.

En fin, un verdadero cambio de modelo que permitirá fortalecer la cadena agroproductiva venezolana e incrementar nuestra producción a niveles jamás alcanzados. Ese modelo productivo liberal ya se asoma y lo tenemos a la vuelta de la esquina, por lo que debemos prepararnos para su llegada ya que se requiere adoptar una nueva conciencia política, que ubique al ciudadano como centro del desarrollo y no espere que ningún gobierno le resuelva sus problemas, sino que sólo le garantice el orden necesario que permita su desenvolvimiento. Atrás quedarán los controles, las matracas, las humillaciones, las persecuciones, las confiscaciones y las regulaciones que impiden el desarrollo de la actividad agropecuaria. Tendremos la oportunidad de trabajar y producir con total libertad, de ganar lo justo, de crecer y fortalecernos económicamente, con la garantía que el fruto del esfuerzo de nuestro trabajo será nuestro y, en su momento, será de nuestros hijos y nietos. (GAMC, 30082020)

@genmencontreras

Genaro Méndez Contreras

Ex presidente de Fedenaga

Comisionado Nacional de Agro producción de Vente Venezuela