Ahora en el vacío horario lleno de pensamientos que arropa mi cuarentena, decidí salir de esa carga de preocupaciones y volver a cuando sentía la mayor felicidad, en mi aula de clases.
En tan poco tiempo pude recordar el empeño de los profesores de la facultad para entender cómo se mueve la justicia en nuestro país, llegando a un estado de tal cavilación nació mi primer interrogante.
¿Qué hacer si la justicia no se mueve?
En otro momento me hubiera dado por demente, pero yo vivo en esa «fantasía», en un Estado donde el derecho aparente y la justicia suficiente van de escasos a inexistentes.
Parece que todo lo que nos envolvía en tal eticidad ha desaparecido, por supuesto que puedo hacer una amplia lista de personas que por dinero han destruido la confiabilidad en el Derecho del país, pero supongo que el espacio no sería el suficiente, parece fácil ser corrupto y violentar una simple norma, pero a su larga, esta conducta se reafirma tan repetidamente que sin darnos cuenta ya es todo el Estado de Derecho que se encuentra en malos aires.
La justicia entonces es bastante frágil, tanto como la paz.
Nace de las conductas para regular conductas, normas que regulan normas, y parece funcionar, pero no estamos ante la normalidad de la función, esto es un país renovado en la tóxica miseria mental, personal, y el reloj apunta a que el mejoramiento está muy lejos.
Bien, no hay que ser pesimistas.
El Derecho es una ciencia al servicio de la justicia, es la constante persecución de ellos.
Entonces, ¿Hay que hacer ajustes?
Couture ya lo ha dicho. ¡Qué genio! Él lo había hablado en voz alta: ¡Lucha!
Lucha por el derecho, pero cuando este entre en pugna con la justicia entonces lucha por la justicia. Tenemos un Estado de Derecho vulnerable y un orden jurídico atacado, destruido, masacrado desde sus columnas por personas que lo usan en su beneficio. Ante esto, toca buscar la verdad en la justicia y la justicia en el camino de la verdad.
Somos seres humanos que se mueven en la jungla del principio y la eticidad, de la valentía y la fé, que confiamos en nuestros conocimientos para llegar a nuevos objetivos, que nos planteamos las nuevas realidades ante la tortura del pasado. Ante todo lo que ha pasado el mundo, nos toca repetir ese proceso de ajustes, de reconfirmación y reafirmación.
El Derecho nos pertenece a los hombres, pero la voluntad es nuestra esencia de justicia intrínseca en el fuero interno del ser.
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Coordinador de Organización Juvenil en Carabobo