(Bogotá. 26/11/2020) Han sido tantos los accidentes políticos en América Latina que nunca han faltado las transiciones. Los más graves casos de dictaduras tan prolongadas, las han planteado e implementado con mucha sobriedad y profundidad. Consumadas, exitosas y alecciones, como a chilena, está en franco peligro de perderse, pues, de los niveles de estabilidad y de prosperidad que ha alcanzado, la conspiración del Foro de Sao Paulo ha rendido sus amargos y ya consabidos dividendos: agotada la llamada concertación, en lugar de seguir adelante, se resiste a los nuevos tiempos y hacen el juego a los comunistas de toda ralea.
Muy numerosas, hay que reconocer la relevancia de las más importantes transiciones. No todas tuvieron el impacto y se tradujeron en la paz y en la estabilidad, deseadas. Y, yendo más lejos todavía, las transiciones de mayor envergadura y trascendencia histórica, están planteadas en dos países claves. El uno, es el de la Cuba comunista que, no obstante, por su radical pobreza, sólo ha servido para armar el juego regional de la subversión; y, el otro, Venezuela que, por su ubicación estratégica y recursos naturales, ha pivoteado el proyecto totalitario hasta España, prometiendo un reguero de desdicha con su alianza – por ejemplo – con Irán y otros oscuros intereses.
Otro aspecto interesante de la materia, es que no todo el mundo es experto en transiciones. A diario se oye el término y son demasiados los opinadores políticos, pero cierto es que el tema no es fácil. Es difícil conseguir los especialistas que también asesoren a los políticos en la dura y ruda tarea que, al menos, gigantesca, se presentará en Venezuela.
Por ello, celebramos un reciente libro editado por la Universidad Metropolitana y coordinador por los doctores José Alberto Olivar y Miguel Martínez Meucci de título elocuente: “Las transiciones políticas en América Latina”. La obra nos reporta dos importantes elementos: por una parte, los expertos – además, venezolanos – versan autorizadamente sobre la cual se dice mucho, pero se conoce, permitiéndonos acceder a la experiencia acumulada en este lado del mundo; y, por otra parte, se deducen y esbozan importantes y novedosas iniciativas que debemos tomar encueta a la hora de hacer la transición política en nuestro amado país.
De acceso liberado en las redes, es imperdonable que no se conozca el trabajo en cuestión por quienes, incluso, juran desde ya que serán los protagonistas del postmarxismo. Como si eso fuese algo fácil y no se necesita tener e talento, el coraje, la consciencia y la imaginación para sacar adelante el trabajo. Para el ciudadano de a pie, como quien dice, el libro es un referente de orientación necesario.
Juan Pablo García