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(Miami. 30/11/2020) En EE.UU. el día de Acción de Gracias es una celebración que admiro profundamente. Su significado es sumamente importante en la creación de una base sólida del carácter de una nación. El hecho de que todo un país se detenga por 24 horas para agradecer dice mucho del tipo de individuo que lo compone. El por qué, es muy sencillo, sólo un ser humano, hombre o mujer, que es agradecido es capaz de ser feliz. Sólo aquellas personas que agradecen saben que no debemos dar nada por sentado, que todo lo que nos llega en la vida si bien es un milagro, requiere del esfuerzo diario, del trabajo constante, administración austera y el proceder sincero.

El éxito en la vida llega a los que se esfuerzan, a los que se arriesgan y los que aprenden el valor de la constancia. La felicidad nos acompaña cuando damos la debida importancia al milagro de estar vivos, al tener un respiro, una oportunidad más para lograrlo, cuando valoramos cada pequeño logro del camino. La victoria y la felicidad pertenecen a los perseverantes.

En su afán de control total y hegemónico, la izquierda mundial, por décadas ha inducido a nivel global el terrible complejo de victimización de poblaciones enteras. Esto se traduce grupos poblacionales que se sienten víctimas, es decir, no se sienten responsables de su propio bienestar o felicidad, le entregan la obligación a un tercero -buscando el estado constante de indefensión- y cuando obviamente todo sale mal, culpan también a un tercero de sus propias desgracias. Quien se cree victima es ya en la arrancada el perdedor de cualquier carrera. Un Estado socialista te quiere incapaz de asumir tu propia defensa y bienestar en la vida.

Dicho esto, es importante reafirmar una realidad tan grande como el sol, los venezolanos, tanto los que nos encontramos fuera país, como aquellos que aún hacen vida en Venezuela no somos víctimas del conglomerado de mafias que tiene secuestrada a la nación y al territorio. No, muy por el contrario, somos sobrevivientes. El régimen ha sido incapaz de aniquilarnos, ha sido incapaz también de disolver nuestra ambición de una nación libre y prospera, no ha podido ni podrá robarnos ese gran proyecto que es una Venezuela tierra de gracia. Es muy importante zafarse de esa cadena mental, pues la libertad no pertenece a las víctimas. El Estado venezolano es perdedor de esa guerra mental.

Si, es bien cierto que es nuestra responsabilidad individual y colectiva que los criminales hayan llegado tan lejos, al igual que es nuestra responsabilidad individual la recuperación de nuestra propia libertad. Es por ello, por lo que dentro y fuera del país debemos avanzar con las acciones necesarias hasta que lo que queda del mundo libre nos preste las herramientas para terminar de una vez por todas de remover el cáncer del socialismo en Venezuela, a través de una operación de paz y estabilización del territorio y la nación venezolana. Como seres de palabras sabremos retribuir al mundo el debido precio de este gesto, entendemos claramente que nada es gratis en esta vida. Este esfuerzo también tendrá obviamente su cuota de impacto en aquellos de voluntariamente nos ofrezcamos a participar. Es parte del riesgo y el costo de inversión que contempla cada proyecto de emprendimiento, Venezuela lo vale.

Es el día en que recobraremos la libertad, el momento que fijaremos como fecha de fiesta nacional para agradecer todo aquello que nos permitió cada respiro, cada palpitación de vida, cada sorbo de agua, cada bocado de alimento, agradecer todo los que sirvió para mantenernos con vida hasta lograr nuestra meta y hacer de nuestro país ese sueño que cada uno lleva en la mente y el alma. Ese será un perfecto día para recordar la importancia de agradecer.

Dimitry Belov