En noviembre del año 2020, se comenzó a ver un rostro diferente en nuestra ciudad marquesa, mostrando una realidad muy cruda y difícil de digerir para todos nosotros, nuestra linda tierra Barinesa está quedando vacía, desolada como el desierto y golpeada por la falta de valores.
La ciudad de Barinas comenzó a quedar desolada, sus pobladores han comenzado a marcharse de forma abrumadora, todo esto debido a la falta de alimentos en sus mesas, y lo inalcanzable de cubrir los servicios más básicos para sobrevivir dentro de nuestra ciudad marquesa. Aun cuando está presente la posibilidad de contagiarse de Covid-19, los ciudadanos aprovecharon la flexibilidad que se le otorgó a los terminales para salir huyendo de la compleja situación que atraviesa el país.
Uno de los factores más importantes que deja sola a nuestra Barinas, es la inflación constate que va ahorcando a padres y madres limitando sus oportunidades, quitándoles a sus hijos la buena alimentación, también una deficiente y mala calidad de los servicios educativos, a los cuales pocos pueden acceder a falta de poseer el servicio de internet.
En un desierto se ha convertido nuestra ciudad, algunos comercios se sostienen vendiendo alimentos, negocios que antes vendían ropa, ferretería, o artículos del hogar, ahora venden alimentos para poder sostenerse, agregando estos productos para generar más ingresos, pero sin lograr tener mayor éxito, ya que son muy pocos los ciudadanos que pueden tener acceso a estos bienes y servicios. En su mayoría lo hacen aquellos que sobreviven por las remesas que envían sus familiares en el exterior.
Venezuela está quedando sola, pocos soportan esta economía, la cual está ahogando a sus ciudadanos y todo por culpa de la tiranía que tiene secuestrado el poder desde hace más de 20 años. Calles vacías, casas sin dueños, hogares divididos y los valores destruidos, en esto se ha convertido nuestra querida Barinas y si no se hace algo rápido en esto se convertirá toda nuestra amada Venezuela.