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Tal como se evidencia -bien por vía de encuestas o de la simple conversación cotidiana- por diversos motivos, la mayoría de los ciudadanos no desea saber de la experiencia de los partidos políticos, dejando constancia que el ejercicio político se corresponde entre otros, con aspectos como corrupción, incumplimiento de ofrecimientos y deslealtad.

En sí, la sensación que tiene la ciudadanía es que el político es un agente ladrón, mentiroso, tramposo, traidor a sus más cercanos colaboradores, y en fin, un extenso listado de anti valores en los que muchos no desean verse señalados. Lamentable es aceptarlo, sin embargo, la realidad de la tradición política venezolana ha estado marcada por tales indicadores, con sus contadas excepciones. La inquietud nos lleva a plantearnos la posibilidad de revertir dicha realidad.

Por respuesta y no por ser optimista a ultranza, he de creer que sí es posible revertir la forma como se ha concebido el ejercicio de la política para lo cual, al observar que la mayoría ciudadana no proyecta los referidos anti-valores.

En este sentido, y en respaldo a lo dicho, es pertinente destacar puntuales ejemplos de ciudadanía: Cuando el país era manejado a su antojo por dictaduras como la de Gómez y Pérez Jiménez, la gente no se abandonó a morir sino que con esfuerzo y mérito propio fueron surgiendo las voces y acciones idóneas que orientaron el rumbo del país necesitado de democracia. Nótese que la gente surgió de todos los campos que apenas comenzaban a destacarse sobre todo en sectores gremiales. Aquí la organización fue necesaria. De este modo, la dirigencia de los partidos políticos hizo su papel en cuanto a la organización política.

Sin embargo, años siguientes, el esfuerzo plausible de muchos, dirigentes de entonces y ciudadanía, se vió empañado por cuanto, dichos partidos fueron torciendo su sentido ideal y natural como es el aprovechamiento de los recursos y bienes públicos para el desarrollo del país. Total, el país se quedó sin dirigencia política y sin la correspondiente incorporación de la ciudadanía al debido ejercicio de lo político. El desastre llegó.

Dicha catástrofe nos trajo aquí, donde es necesario que la gente de ahora, tal como ayer, se vuelva a organizar tirando a la basura, donde deben estar, los actores políticos con sus anti valores, de modo que, se produzca la reestructuración de la organización orientadora ante los actuales desafíos. Es necesario que una nueva ciudadanía ponga a un lado a tanto estorbo político, diciéndoles en sus sucias caras que su tiempo se les terminó, como se dice en argot del coleo: «tiempo vencido coleador». Hay que hacerlo de este modo debido a que el estorbo político no se va a ir por su cuenta así voluntariamente.

Pues bien, como todo cuerpo, el país venezolano aún tiene muchos corazones latiendo en sangre en llamas, emergiendo de este modo la presencia del nuevo liderazgo en la persona de María Corina Machado y su equipo, quien con acierto ha ido conduciendo lo que ya es una realidad de la verdadera oposición idónea a las necesidades de esta nuestra Venezuela.

Asdrúbal Romero Silva
Abogado, Msc. en Ciencias Penales
Secretario Político Municipal – DEM Barinas
@AsdrubalRomer16