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La realidad del acontecer político venezolano, desde que este país determinó su independencia hasta el presente, dice de la complejidad y gravedad de la realidad actual, al observar que los actores en la secuencia de acontecimientos que aquí nos trajeron no se detuvieron a determinar y establecer un modelo capaz de hacer que el asunto político alcanzara sus fines esenciales como son, entre otros, el aprovechamiento de los recursos humanos y naturales en inversión de desarrollo progresivo para la cobertura de las más elementales necesidades de la ciudadanía.

Para lograr la aseveración anterior no se requiere haber alcanzado altos estudios en ciencias tales como historia, sociología, economía, derecho. Mas allá de idealismos utópicos o irrealizables, la exigencia vital se encuentra en un principio de buena voluntad de hacer, aspecto que ha definido y diferenciado unos pueblos de otros, partiendo de saber que la naturaleza determina el principio de realización y desarrollo del ser humano en todos los sentidos.

Acaso, ¿no es la naturaleza la que determina que el ser humano nazca, crezca, se reproduzca y muera? Teniendo en cuenta que, hasta la enfermedad y la muerte se puede asistir y recibir, respectivamente, con dignidad. De modo que, da vergüenza, para quienes la padecemos, experimentar que una reputada nación como Venezuela, en doscientos años de vida republicana, con recursos humanos de vital relevancia, recursos naturales como pocos en el planeta, cuente con una población sufriendo hambre al extremo, con una masa de trabajadores cuyo ingreso mínimo mensual no cubre ni el desayuno de un día, la inseguridad en casi todos los planos de intervención social en asuntos como: salud, ante actos de gobierno, ante el crimen y ante la expectativa plausible de vida, entre muchas tragedias sobrevenidas.

En doscientos años de vida republicana al frente de las jerarquías políticas han desfilado dictadores de las más diversas calañas: en modo sucesivo en competencia de los peores tiranos y clanes de familias. Entre mediados y finales de 1800 surgieron pseudo partidos que en su defecto operaron como facciones de poder a capricho de lo que se les ocurriese al momento. Como se lee en nuestra realidad, allí se consumió un tiempo precioso mientras que para esa época, países de Europa y Estados Unidos de Norteamérica descollaban en industrias con avance de tecnologías primero a vapor, seguida de la eléctrica y la mecánica.

Entrando los años de 1900 entran las facciones andinas que derivaron en la presencia tiránica de Juan Vicente Gomez, quien se devoró un tercio de todo el siglo cuando se inicia la era petrolera. De allí en adelante, se hicieron movimientos y ensayos hacia un cambio democrático, sin embargo, el fantasma del cuartelazo presente a lo largo de la vida republicana provocó otra hegemonía tiránica que se estableció hacia finales de la década de los años 50, dando paso a un ensayo de democracia a partir de la década de los 60, donde fue sustituida la hegemonía de las tiranías militaristas por la tiranía partidista desde donde se operaba el hacer nacional a capricho de los actores políticos del momento, sin modelo, sin proyectos ni programas.

El único plan consistía en devorar el ingreso petrolero a manos llenas que pronto seria vaciado sin retorno. Es importante destacar que, si bien se iniciaron importantes inversiones en beneficio de la nación, esto no justifica ni le perdona la pésima intervención política que aquí nos trajo. El fracaso de la tiranía de los partidos.

En consecuencia, el fenómeno tiránico político de manera cierta ha marcado a esta nación. La realidad así lo dicta por si aún hay alguien que busque explicaciones para comprenderla. En fin, los eslabones de nuestra vida republicana de este modo se fueron haciendo y conectando y en definitiva, le corresponde a estas generaciones definir y determinar si desea continuar atado a esa cadena o de una vez por todas, las destruye y se enrumba en construcción de la necesaria libertad.

Como en otras oportunidades, una vez más hago uso de la figura del lector cómplice.

 

Asdrúbal Romero Silva
Abogado, Msc. en Ciencias Penales
Secretario Político Municipal – DEM Barinas
@AsdrubalRomer16