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Hace unos pocos años, Venezuela estaba hundida en una emergencia de desabastecimiento total, los anaqueles estaban vacíos y las calles repletas de los llamados “bachaqueros”, era un caos que golpeaba el estómago del 99% de los venezolanos.

En ese entonces el ciudadano podía tener o no dinero en el bolsillo, sin embargo el problema es que no había nada que comprar. Esa difícil situación fue superada, debido más a la movilidad económica y a la sobrevivencia social, que a medidas puntuales tomadas por quienes dominan los espacios de decisión.

Ahora, la realidad es distinta; lo anaqueles están repletos. Vemos bodegones llenos de productos importados, los famosos “market” son la moda que se multiplica por todos lados, sin embargo la mayoría de los venezolanos tienen que conformarse con mirar desde las vidrieras.

Hay comida, pero el dinero disponible no alcanza. Vemos que la cotización de la moneda norteamericana superó los 2 millones de bolívares por cada dólar, lo que evidencia que el grueso de la población en el país está imposibilitada para adquirir los productos necesarios para sobrevivir.

Por ejemplo, en Puerto La Cruz puntualmente en la población de Valle Verde, un trabajador que gane sueldo mínimo no puede adquirir ni el 0,5% de los productos de la cesta alimentaria, pues un simple cartón de huevos cuesta más que su salario de un mes. Una realidad totalmente criminal para un padre o madre de familia.

La situación venezolana es que el dinero dejó de tener valor; aquí hasta las mismas divisas se han devaluado gracias a un modelo anacrónico, desordenado, anárquico y criminal que condena al hambre a la población entera.

Cuando vamos al Mercado Municipal, aquí en mi Puerto La Cruz, nos damos cuenta de los elevados precios, del comercio público de la compra-venta de divisas, de  la diferencia de costos si pagas en efectivo o por punto de ventas, toda una dinámica que describe la caótica conclusión de 20 años de desatinos económicos y de falta de planificación.

A veces reflexiono y me parece que nada de todos estos “errores” económicos son tales, es decir, toda la crisis que vivimos es parte de un plan bien orquestado desde el poder con el objetivo de aniquilar la productividad del país, los sueños de progreso de los ciudadanos y la libertad  de construir futuro por parte de cada venezolano.

El hecho que hoy el dinero no valga, el hecho que cada devaluación oficializada, que cada reconversión materializada, que cada iniciativa económica (como las expropiaciones e invasiones) y monetarias ejecutadas hayan terminado en millones de estómagos y bolsillos vacíos responde a una intencionalidad política, a un objetivo bien trazado por parte de quienes se mantienen en el poder.

Es por ello, que nos urge un cambio de conducción, dirección y visión. Es por ello que nos urge la unión para salvar a Venezuela.

¡Ven, toma mi mano. Vamos unidos!

 

@AstridSilvestri