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En estos tiempos de cambios significativos y sobre todo profundos, diría una amiga, nos toca aprender a vivir en un mundo VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), pero la pregunta que nos hacemos a diario es, ¿cómo?

Actualmente tenemos el foco puesto en muchas situaciones que consideramos prioridad, pero que ciertamente sería ideal mantener un equilibrio, y aquí cito al naturalista inglés Charles Darwin con la frase: “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.

Tomo este mensaje y al levantarme me digo ¿Qué puedo hacer hoy que me permita aceptar y adaptarme a lo que estoy viviendo? No se trata de una competencia de sobrevivencia, esto ya no es un trabajo de transformación personal, sino de auto liderazgo, paciencia, constancia, Fe y sobre todo aprendizaje de vida.

Desafío sería la palabra cómo definiría esta época de cambios, donde la humanidad ha tenido que reinventarse. Ahora quiero resaltar el rol de la mujer en este proceso de reinvención; y es que nos ha tocado ejercer varias funciones simultáneas y en un mismo espacio; (casa) como lo es ser esposa, madre, hija, maestra, ama de casa, cuidadora, trabajadora, emprendedora, estudiante y otras que se anexan en el día a día.
Cada vez es más notorio el liderazgo femenino y considero necesario resaltarlo, además de reconocerlo. Muchas de nosotras hemos sido formadas en hogares donde la mujer ha tenido una participación activa en la sociedad por medio del trabajo que realizan o por liderar alguna organización social, pero también son un ejemplo digno de admirar en el liderazgo de un hogar, no solo en mantener un orden físico e impulsar la calidad de vida, también implica el proceso de crianza de los hijos, ¡y vaya que este es un trabajo de envergadura!

Nos preguntamos a veces ¿Podré avanzar con todo esto que me ha tocado vivir? Y la respuesta es SÍ, si podemos. Tenemos la gran virtud que, biológicamente nuestro cerebro es perfecto en estructura y funcionamiento, desde una visión de la Programación Neurolingüística (PNL) esto se debe a que tenemos una mayor capacidad de memoria a largo plazo, el cuerpo calloso que une los hemisferios derecho e izquierdo es más grande y permite mayor conexión, por lo que la amígdala que es el órgano responsable de las emociones se ubica debajo de ese cuerpo calloso y hace que podamos registrar, además de gestionar con mayor facilidad y profundidad aquellas situaciones de estrés, contacto emocional, empatía, angustia, ansiedad, entre otras emociones que forman parte de la vida cotidiana. Por esta razón es que logramos realizar diversas actividades al mismo tiempo sin dejar de darle sentido y significado a todo lo que nos ocurre.

Conocer nuestras capacidades y habilidades nos permite empoderarnos sin dejar atrás nuestra energía femenina. Somos dadoras de vida, somos representación del amor, pureza, fragilidad, sutileza, belleza y armonía en esencia, es algo que no se nos puede olvidar; el momento en que decidimos reconocernos es para sentirnos partícipes y protagonistas de la vida que queremos y merecemos; el mirarnos desde la humildad, evitando caer en el juego del ego y competencia sexista.

La sociedad pide a gritos más compasión entre los humanos, el fortalecimiento de los valores que fomenten la convivencia, el desarrollo de competencias blandas (liderazgo, comunicación asertiva, empatía, etc.) y es en este punto de partida donde la mujer tiene un papel preponderante, iniciando desde el hogar, la crianza por modelaje, insertándose aún más en la sociedad por lo que en esencia sabe hacer y lo realiza excelente, manteniendo su vida en equilibrio y bienestar.

Lcda. Karla Torrelles
Comisionada de educación parroquia Cachamay.