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El filósofo griego Platón advirtió que “el precio de desentenderse de la política es el terminar siendo gobernados por los peores hombres”. Hoy los venezolanos estamos obligados a entender, aceptar y corregir esta realidad.

El desencanto ciudadano hacia la política en nuestro país, no es de reciente data. De hecho, hace un poco más de 30 años empezaron a evidenciarse algunas señales que mostraban las grietas de una democracia defectuosa, que tenía mucho trabajo pendiente para consolidar la joven democracia venezolana, pero fueron desestimadas por el liderazgo político nacional de ese momento.

Simón Alberto Consalvi en una entrevista publicada en el año 2000, trató de dar luces al respecto, pensaba que “buena parte de la crisis de los partidos en Venezuela puede atribuirse a su ruptura con los intelectuales y con el hábito de mantener informada cotidianamente a la militancia de los asuntos cruciales de la nación. A partir de cierto momento, los partidos clausuraron el debate de ideas y se rindieron al pragmatismo, al absoluto mutismo, de modo que el militante se quedó sin ideas y sin razones distintas al clientelismo para vincularse a un partido.”

Lamentablemente esa crisis de los partidos políticos de Venezuela, con el tiempo se profundizó. Y la mayoría de los dirigentes políticos del país parecieran estar en una especie de estado catatónico de negación, atrapados en una sensación de irrealidad o de incredulidad incapaces de hacerle frente asertivamente a los complicados tiempos que vivimos los venezolanos. Esto definitivamente no contribuye a resolver la crisis política actual de Venezuela, al contrario, termina por complicarla aún más.

Venezuela es un Estado fallido que ha venido cediendo territorio a grupos terroristas y criminales internacionales. El régimen que controla el poder, a partir del 2015 cerró cualquier posibilidad de resolver nuestras diferencias por la vía electoral. Sin embargo una parte del liderazgo de los partidos políticos de oposición, se niega a reconocer esta realidad. Unos por ingenuidad y otros por oportunismo se preparan para concurrir a un nuevo circo electoral, que pretende lavarle la cara al régimen y dar una falsa sensación de normalización a nuestra tragedia.

Estos dirigentes, convertidos en candidatos, se engañan a sí mismos y terminan engañando a sus seguidores, colaboradores y financistas, a quienes no podrán cumplir las promesas y ofrecimientos de campaña, ¿Porqué? Porque no podrán gobernar, ni administrar mayores recursos para ejecutar obras significativas y hacer una buena gestión.

Los alcaldes y gobernadores a quienes les adjudiquen un cargo en las próximas elecciones, no podrán ejercer a plenitud las funciones para las cuales pedirán el voto a sus electores, no podrán gobernar. El régimen repetirá la práctica para designar funcionarios dedicados a sabotear las gestiones públicas locales y regionales, quienes usurparán las competencias de alcaldes y gobernadores para terminar expoliando los recursos de las entidades. Los funcionarios que resulten favorecidos por el voto de los ciudadanos, por sus malas gestiones, solo contribuirán a elevar la frustración y desconfianza ciudadana en la política.

Vente Venezuela celebramos hoy nuestro noveno aniversario, y lo hemos dicho con todas sus letras: así no vamos a participar. Aquí estamos claros, nuestro foco es la libertad, todas nuestras acciones están orientadas a contribuir a conquistarla. Nosotros conocemos muy bien el precio de desentendernos de la política y cada día hacemos nuestra parte para contribuir con este propósito. El ciudadano tiene la última palabra.

¡Vente!

@pgalvisve