En pleno siglo XXI, la Venezuela de grandes recursos naturales, con las reservas de petróleo más grandes del planeta, minerales como: oro, hierro cobre, coltán, adicionalmente, las grandes extensiones de tierra, nuestros ríos, lagos, el mar caribe, el Salto Ángel, los Médanos de Coro, el pico Bolívar, tierras milenarias como la gran sabana y sus tepúes, entre otras maravillas; riquezas potenciales para la producción agrícola y pecuario, para el desarrollo del turismo; está viviendo los peores y más críticos momentos de su historia republicana.
Después de haber superado las guerras de su independencia, haber superado un país que estuvo sometido, en los primeros 50 años del siglo XX a gobiernos de caudillos y dictaduras militares, surge la Democracia a comienzo de los años 60 en manos de grandes hombres de pensamiento democrático como: Don. Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Raúl Leoni, el poeta Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos (escritor y poeta), y otros tantos grandes pensadores que querían una Venezuela Libre y próspera; pues bien, fue desde allí, desde el año 1959 cuando comienza la Democracia para Venezuela, logrando grandes transformaciones en el ámbito social, educativo, jurídico, político y económico, en fin, fueron tantos los logros que después de tener una democracia auténtica, con libertades y próspera, no supimos valorarla; la reseña histórica de nuestro pasado quedaba atrás, la memoria corta y el resentimiento inducido condujo a un pueblo ingenuo a caer en manos de un sistema político perverso, peor que las propias dictaduras de los primeros años del siglo XX.
Entregar el país a un ser miserable que ya había atentando contra la democracia, propiciando un golpe de estado a un legítimo gobierno, que aunque fracasó para el momento en sus intenciones golpistas, el «por ahora» se tradujo tiempo después, en el año 1998, de un pueblo entusiasmado por el discurso demagogo del golpista que solo traía una agenda oscura escondida, que prometía grandes cambios para el país, a ceder la libertad y la democracia, complacidos con el cuento de una revolución socialista en base a ofertas populistas que solo han servido para destruir al país.
En primer lugar, destruyó el pensamiento democrático en los más vulnerables y fue adoctrinando a los ingenuos y a los que sentían afecto por la ideología comunista y a los ideólogos radicales; y en segundo lugar, la infraestructura, los procesos de producción en todos los sectores además del daño ecológico de nuestras tierras sagradas como por ejemplo el arco minero son muestras de dicha destrucción, así llevó al país a un sistema político contrario al pensamiento democrático, sistema que solo ha servido para retroceder logrando sólo radicalizar la pobreza del país; acabando con los medios de producción del estado así como con los privados, es decir, una sociedad sin proyecto país conforme a la globalización, sin ningún rumbo, ni destino positivo que nos permitiera formar parte de los grandes cambios liberales que trajeran como consecuencia la prosperidad y calidad de vida de sus ciudadanos, donde se respete la libertad, el estado de derecho y la democracia, como valores fundamentales.
Esta crisis que venimos arrastrando de estos últimos 20 años, hoy agudizan las graves y lamentables consecuencias que padecemos en el país, en el ámbito social, moral y humano de nuestra sociedad, el no contar con servicios públicos básicos eficientes, ya es tener a una sociedad frustrada, en condiciones de vida inadmisibles e inaceptables, donde hay un gran daño psicológico, que atenta a nuestra dignidad, es muy triste que nuestra gente, de todas las generaciones, se nos están muriendo porque los hospitales están sin personal, o porque no tienen los insumos o los medicamentos para los tratamientos, de tal manera que ya se está violando impunemente el derecho a la salud art 83, 84, 85 de la CRBV.
Con todas estas vicisitudes se nos plantea un gran reto a la Venezuela que conocimos muchos en democracia, donde sí había libertad y respeto por los derechos humanos, afirmaría que también es un reto a todos los venezolanos que queremos una patria digna para las futuras generaciones, por lo que entiendo que ya es hora de ocuparse en construir una verdadera unidad y auténtica oposición, para rescatar la libertad que nos ha sido secuestrada, y para rescatar los valores y principios, reconstruir la patria que el gran Libertador «Simón Bolívar» soñó después de 1819 con la firma del Acta de la Independencia.
Los partidos políticos, sus dirigentes de todo nivel, desde la cúspide hasta sus autoridades de base, tenemos la obligación de atender la situación actual de sufrimiento que padece nuestra sociedad, por las políticas desacertadas del régimen, nuestra visión debe ser la unidad real y sincera, sin complejos, ventajismos y protagonismo político, que sólo con una unidad real y firme, sin egoísmos podemos por la vía democrática, recuperar lo que perdimos a partir del año 1998. Estoy convencido que el ciudadano valiente de Venezuela, con el civismo que lo caracteriza, con la firme convicción por creer en la democracia, estaría dispuesto a participar en un proceso electoral pero verdaderamente transparente, con reglas claras y con un poder electoral confiable y neutral. Es hora de reflexionar ciudadanos y políticos, pero el país no está para aguantar más esta pesadilla, no podemos permitir y dejar hundir a nuestra sociedad más al holocausto que está padeciendo, pensemos por ahora en el futuro de todos, y en el de las próximas generaciones. El egoísmo y la inmadurez política es parte del fracaso que nos condujo a esta situación insostenible. Venezuela no merece vivir más en el retroceso.
Prof. Ricardo Contreras.
Coordinador Ejecutivo del Municipio Jáuregui – estado Táchira