Recientemente, un amigo en el extranjero a quien le gusta mi narrativa de la situación política del país, me preguntó ¿Qué pasa con mi blog, por qué no escribo?
Le comenté sobre lo mucho que ha pasado; he estado ocupado creciendo en otros proyectos, al mismo tiempo que intento desintoxicar mi vida un poco de la carga emocional tan pesada que te queda luego de enfocar toda tu energía en un conflicto al que no se le ve solución, al menos a corto plazo y con el sentido de urgencia que arropa a los Venezolanos.
Ahora he decidido cambiar mi perspectiva de las cosas, superar la tragedia y valorar las cosas pequeñas de la vida que no dejan de ser las más hermosas.
Seguimos en un país por el que vale la pena luchar y eso es lo que me reconforta saber que los Venezolanos nunca daremos el brazo a torcer, que a pesar de la zozobra que genera la evidente negligencia de la clase política, los ciudadanos sabemos quienes son y lo que queremos, y lo que queremos es sacarlos del poder, recuperar la libertad. Se que lo vamos a lograr, aunque no sea tan expedito como deseamos.
Por otro lado, le dejé claro que el hecho de que seas agradecido con la vida y te distraigas con la cotidianidad no significa que estés conforme con el maquillaje que ahora corre por todo el país de aparente normalización. Un par de bodegones «bonitos» no van a tapar este desastre.
Todos estamos al tanto de las masacres en Apure, la cantidad de muertos por covid de los que el régimen no habla, la ausencia de vacunas, el escándalo de corrupción con la empresa Monómeros (evidencias obvias del mal manejo de los recursos por parte del interinato y su vínculo con amigos de la corrupción).
Lastimosamente esos bodegones perecerán si logran camuflar la crisis para la comunidad internacional en donde el tema Venezuela pasó a segundo plano y ahora apuestan por «condiciones electorales». Se les olvida que quienes más sufren el letargo son esa madre de familia, ese padre honrado que por más que lucha para ganarse el pan no le alcanza, el ciudadano de a pie que no tiene acceso a dólares, pesos o cualquier tipo de cambio que no sea bolívares, ese abuelito de la tercera edad al que una vida de trabajo no le alcanza para llenar su nevera. Nuestros abuelos se mueren de mengua en sus casas #VenezuelaNoOlvida.
Aún así, las cosas van encaminadas hacia una nueva bofetada a la dignidad de los Venezolanos que se llevará a cabo en Noviembre. #NOsonElecciones #EsUnaFarsaMas
José Gregorio Mora Duque
Afiliado de Vente Jóven Municipio Jauregui
@UnPanaAbogado