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Monómeros es una empresa venezolana radicada en Colombia. Tiene unos trabajadores que, por lo visto, adoran su trabajo y a la productiva empresa. Monómeros es también otro de los escándalos de la oposicion venezolana en el poder por el manejo de los recursos económicos.

Recordemos que los escándalos comenzaron con el famoso concierto aquel de cuando la ayuda humanitaria entraba por que sí, y no entró. El dinero recaudado en el concierto logró esfumarse y hubo fuertes señalamientos que quedaron en la nada. Después se produjo la renuncia del entonces embajador en Colombia, el muy serio y respetado experto petrolero (casualmente) Humberto Calderón Berti; por allí circulan rumores del aprovechamiento de la ayuda humanitaria en tareas de proselitismo político de algunas fundaciones. Pero Monómeros es, hasta ahora, la guinda de la megatorta de la opacidad en el manejo de los recursos por parte de Juan Guaidó y sus acólitos.

Esto lo señalan miembros de la corajuda Fracción 16 de julio, del propio parlamento que Guaidó preside con largas temporales (un año extendido) en el embrollo político del país. Quien lo ha vociferado con firmeza de pruebas, según el, «con pelos en la mano», es el diputado José Luis Pirela, también ha manifestado por escrito la solicitud de investigación el diputado Luis Barragán; ambos a nombre de toda la fracción 16 de julio.

El caso, por tratarse de una empresa de los venezolanos, tan necesitados de atenciones económicas que urgimos permanentemente de una ayuda humanitaria, esa que ya circula en comida para los escolares por el estado Falcón, gracias a los empeños de la ONU que lograron doblegar la renuencia del régimen del terror para traernos directamente (menos mal) esa contribución, debe investigarse y llevarse hasta sus máximas consecuencias.

La opacidad no puede servir para darle herramientas discursivas y de acciones al régimen contra la oposición y la Asamblea Nacional que debería, aún desintegrada como está, mantener incólume su imagen ante el país, por el valor historico-político que contiene. Debería ser, en ese sentido, un reservorio moral para enfrentar las diversas y trascendentes inmoralidades, no solo económicas, del régimen del terror que conserva parte sustancial del poder hoy en Venezuela.

Ante la opacidad, la mejor forma de disipar dudas y señalamientos, cabe perfectamente y resulta obligante, es proceder a realizar de inmediato la investigación que solicitan los diputados de la fracción más pujante de la Asamblea. Cualquier otro mecanismo de tapar los señalamientos, será apreciado como un reconocimiento de un mal manejo de la situación y de esta parte del país; sería altamente lamentable que el asunto Monómeros quede tapariado bajo la alfombra del desconcierto.