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Se supone que los indígenas Waraos, en su hábitat natural deberían estar en las mejores condiciones, ya que son pueblos originarios que viven de la tierra, la caza y la pesca, también elaboran hermosas artesanías con fibra de Moriche y Bora. Mucho de lo que ellos producen lo comercializan para así poder adquirir los víveres y enseres que complementan su vida rutinaria. En sus comunidades eran muy felices, sin conocer mucho de la ciudad, solo venían cuando traían sus grandes cosechas de ocumo chino, plátano, jengibre y otros rubros, también traían los productos de la caza y la pesca, hasta que llegaron los politiqueros revolucionarios y, haciéndoles creer que los iban a empoderar, se aprovecharon de su ingenuidad para utilizarlos en tiempos de elecciones, y allí comienza la debacle de una etnia que vivía en santa paz en un territorio que por ley les pertenece.

Hoy en día la realidad es otra, los Waraos se encuentran viviendo las peores condiciones; el hambre y todo tipo de enfermedades, es lo que abunda en esas zonas indígenas, han sido abandonados a su suerte por este régimen criminal que viola sus derechos humanos reiteradamente. No hay médicos ni medicinas en sus medicaturas, la educación brilla por su ausencia, ¡claro! Mientras más ignorantes, mejor… Las escuelas están destruidas, hace mucho que no se les invierte dinero para las reparaciones y mejoras que ameritan, sus tierras han sido invadidas por diferentes tipos de mafias, las que practican la trata de personas, el narcotráfico, células terroristas, incluso, tráfico de gasolina y todo esto bajo la mirada cómplice del régimen.

Para ellos no existe ninguna política gubernamental que garantice su preservación como etnia originaria, han sido corrompidos en lo más profundo de su seno, muchos de ellos son forzados a formar parte de estas mafias, tristemente, tienen que hacer cualquier cosa para sobrevivir.

Hace poco sucedió una tragedia en el seno de una familia warao proveniente de Pedernales, una comunidad indígena que queda alejada de la capital, todos ellos presentaban un avanzado estado de desnutrición, los padres fallecieron un tiempo antes, por haberse contagiado de Covid-19 y por no tener defensa, no pudieron resistir, dejando a sus pequeños en manos de sus abuelos quienes no pudieron mantenerlos. Luego, estos dos niños, un varón de 7 y una niña de 8 años, dado su estado crítico fueron traídos al hospital materno infantil, en una ambulancia de la UNICEF, utilizada por el régimen para campaña política, de no haber temporada de elecciones hubieran muerto en sus hamacas donde yacían, porque la alcaldesa de ese municipio, simplemente no se da cuenta de esta grave situación. El niño fallece primero, luego el personal de salud a cargo, hace una campaña para recolectar ropa y comida para tratar de solventar la situación tan precaria de la niña.

Gracias a esa campaña fue que se hizo del conocimiento público tal situación, pero era demasiado tarde… Maribel, así se llamaba la niña, se fue al cielo, no pudo recuperarse de todo el daño que la falta de alimentación le había hecho a su pequeño cuerpo. Esta es solo una de las muchas historias similares, que por suceder en lugares tan remotos, no nos enteramos a tiempo. Muchos de ellos, ni siquiera logran llegar al hospital de Tucupita.

En el materno infantil pudimos constatar que habían allí recluidos muchos niños indígenas con desnutrición a diferentes escalas. Hay por lo menos 4 familias enteras que tienen más o menos un mes allí tratando de recuperarse, los padres también presentan la misma condición. Con una situación tan crítica no debe extrañarnos que haya sucedido el hecho del saqueo de una gabarra cargada de comida en el municipio Antonio Díaz, donde los Waraos se apoderaron de la comida y de gasolina que llevaban para aprovecharse de sus necesidades y así lograr sus votos, como es costumbre en época de elecciones.

Es por esto y más, que le pedimos a la comunidad internacional que pose su mirada en nuestro país y muy especialmente en el Delta, donde la violación de los derechos humanos es ya algo normal, donde el régimen actúa a sus anchas para cometer todo tipo de actos barbáricos que atentan contra la soberanía y sobre todo contra la humanidad del gentilicio deltano, la ayuda es apremiante, hay que actuar.

Ing. Olga Cotúa
Relatora del CDDHH de
Vente Delta Amacuro