Solemos describir la realidad en cuanto corrupción en Venezuela como algo ajeno y lejano, como algo que no nos toca, solemos pensar en la corrupción como algo que nunca haremos y más aún como algo contra lo que luchamos. Quizás como individuo esto es válido y real muchos lo intentamos y luchamos contra ella pero ¿Cuántos más se prestan? no solo en los niveles más altos sino en los más pequeños actos de corrupción, mucho menos notable, mucho menos auditables pero reales.
En cuanto vemos el último informe de Transparencia Internacional
El objetivismo es la corriente filosófica que me gusta seguir y esta enseña justamente eso, no hay puntos grises en la vida, sino blancos o negros, quien te habla de Pragmatismos frente a la corrupción, ya ha sido corrompido; quien te propone negociar frente a algo innegociable ya está corrompido; aquel que mira a un lado y dice «eso lo hace todo el mundo”, ya está corrompido. Venezuela tiene sus altos niveles de corrupción porque ha separado su hacer de su deber y poco a poco nos vamos viendo como un país de fragmentos, como un jarrón que se ha caído y que sus partes no están dispuestas a ponerse de acuerdo sin primero sopesar cuál es su opción más rentable, son lamentables las inmensas implicaciones que este tipo de sociedad que hemos creado va a tener para nuestro futuro y el de nuestros hijos, un país altamente costoso no sólo en lo económico, sino el sostenimiento moral, en recrear la ciudadanía, en abrir los espacios, en democratizar el acceso a cada uno de los datos para poder ser fácilmente auditables por cualquier ciudadano. Es una tarea que no podemos dejar a un lado una vez podamos sacar a la raíz del problema, a la matriz de corrupción, al creador de los males actuales, a este estado criminal y corrupto en todas sus áreas y en todos sus aspectos.
Nos queda por delante un camino de acción, un camino de cambios y esto va más allá de los principios meramente ideológico, sino más bien de los rasgos humanos que debemos tener; la solvencia moral, la capacidad de transformar nuestro esfuerzo en la capacidad de mejorar, de ser superiores, de cambiar, de no temer a qué otro conozca lo que hacemos. También por empezar a ver la política no como una forma de establecer riqueza, sino como un trabajo digno y servil, un correcto nivel entre buen desarrollo de la política y el bienestar de los ciudadanos, es necesario transformar antes que todo eso cada aspecto de nuestra vida en una pequeña reserva del tesoro moral de nuestra patria. Seamos libres, seamos abiertos seamos distintos. Sup
El cambio que nos espera no es de esta generación nada más, es de muchas que aún faltan, es de cambio a futuro y de pensar en un país no de lo inmediato, no de lo que nos convenga nosotros nada más sino un país donde todos tengamos la capacidad de aportar el capital de nuestros talentos, nuestras id
Juntos lo lograremos y juntos cambiaremos a Venezuela siempre para mejor.