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Hoy en día vivimos una crisis del hombre mismo y de sus valores, una crisis individual y social, por lo que el dominio de una sobre otra hace que los efectos sean más perjudiciales. Se trata de la capacidad de valorar cada una de las cualidades distintivas del hombre y lo que nos identifica con nuestro yo y da sentido a nuestra existencia.

Muchos estudios basados en análisis dicen que: “la moral se entiende como las formas en que las personas deben actuar o cómo creen que deben actuar. La moralidad puede ser descriptiva o prescriptiva, dependiendo de cómo se aborde el tema. La moral descriptiva se centra en describir cómo las personas creen que deben comportarse, sin estar necesariamente de acuerdo o en desacuerdo con sus acciones. La moralidad prescriptiva, por otro lado, se centra en prescribir cómo debe comportarse una persona».

 Frente a estos conceptos, queda claro que estamos en un punto crítico en el que el instinto de supervivencia lleva a muchos a tomar decisiones desesperadas y erradas que los alejan del camino de la ética. Siempre se nos dice y sabemos que lo correcto es hacer el bien, aun cuando nadie nos ve, que lo bueno es bueno aunque todos estén en contra y lo malo es malo, aun cuando todos estén de acuerdo. Ese es el punto donde te quiebras o mantienes tu firmeza y tu temple, donde colocas todo en una balanza decidiendo a dónde quieres dirigirte.

Hacer política en Venezuela nos lleva a enfrentar muchas luchas, entre ellas la existencial. Estamos sobreviviendo ante una tormenta de ataques a la moral y el desmembramiento de millones de familias nos desgarra, donde el día a día es luchar para sobrevivir y terminar el día con vida se ha convertido en la meta de muchos venezolanos; no hay planes a futuro, parece no haber esperanza y de eso de trata el objetivo de este sistema delincuencial que ha secuestrado el país. Es ahí cuando fluye tu sentido de pertenencia, tus valores , tu ética y convicción, cuando hay que alzar el ánimo muy a pesar de todo, sabiendo que tenemos la responsabilidad como venezolanos y que vale la pena luchar, levantar al caído, al desesperanzado y decirle “vamos a lograrlo juntos”.

 Ensimismarnos es encontrarnos cuando nos sentimos perdidos. Solo quien no acciona pierde la esperanza, porque nuestra actitud hacia la vida determina su reacción hacia nosotros, es necesario hacer pausas muchas veces pero no detenernos en la estación del «no puedo», a lo único que debemos renunciar es a la pereza, al desánimo, a la desesperanza y alejarnos de quienes te impiden avanzar y crecer, somos dueños de nuestras vidas y forjamos nuestro destino, somos responsables de nuestra salud y hasta de las consecuencias de nuestra acciones, aplaudimos los éxitos y aprendemos de nuestros errores. La frase correcta no es “poco a poco”, es “Paso a Paso”, el reloj no se detiene en tus pausas y mucho menos se regresa para corregir. Avanzar en el campo que decidas es la única opción.

 Hay algo que se llama el costo de la oportunidad y se trata de que en la toma de decisiones siempre se presentan varias opciones. En el caso más simple, se trata de realizar cualquier actividad o dejarlo todo tal y como está. Cuando se toma una decisión, se abandonan otras opciones. El valor de esta decisión se determina por lo que se tuvo que sacrificar al tomar una decisión; por tanto, al final y con el tiempo, verás el resultado de esa decisión, y lo que sí tengo plenamente claro es que mientras ser ético, moral y mantener tus principios no te den una recompensa inmediata, tendremos algo que nos acompañará a diario: la PAZ de hacer lo que sentimos correcto y siempre sentir la seguridad de mirar a quienes les hablas a los ojos con la frente en alto. Jamás te condenarán por mentir y para hablar mal de ti tendrán que calumniar.

 Por eso, LA ETICA, LOS VALORES Y LA MORAL NO TIENEN PRECIO