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El pasado martes 14 de septiembre, Jorge Rodríguez, jefe de la delegación venezolana y «presidente» de la Asamblea Nacional, anunció la decisión por parte del régimen venezolano, de incorporar al empresario colombiano Alex Saab en la mesa de diálogo con la oposición que se despliega en México.

Alex Saab fue citado por la justicia de Estados Unidos por presunto lavado de dinero, razón por la cual este escenario que ubica a Saab como uno de los elementos de de la mesa de negociación se vislumbra incierto, aun así, el oficialismo le ampara como diplomático. “Un presunto testaferro y operador económico del régimen de Nicolás Maduro, en la mesa de diálogo con la oposición que se lleva a cabo en México” han ilustrado los diversos medios de comunicación, señalamiento que pone en tela de juicio el propósito que persigue dicha mesa de diálogo.

Esto no resiste el menor análisis. La mesa de negociación de México logró su objetivo: llevar a la seudo oposición a elecciones a fin de legitimar al régimen. Esta agenda (la cual no incluye a Sabb, ya que el Gobierno de Estados Unidos difícilmente otorgue privilegios a un hombre que ha sido requerido por la justicia de ese país para que se siente a negociar) desde luego será refutada por el régimen que ya se prepara para “patear” tal propuesta.

La ruta en tal caso, es hacer un llamado a celebrar unas elecciones írritas para legitimar al chavismo-madurismo, lo cual resulta una total contradicción de discursos porque dentro de un régimen criminal tendrías la opción de votar, pero no de elegir, dejando solo un camino posible, y es derrocar al régimen.

Existen muchas razones que respaldan el argumento de no ir a elecciones con el régimen en el poder. En las últimas del 6 de diciembre de 2020, la seudo oposición no logró llegar a un acuerdo con el chavismo-madurismo, y en este contexto el llamado fue a la abstinencia, a no votar. Pero ahora el discurso es otro; sentados en México negocian alcaldías y gobernaciones, llamando al voto con ese mismo CNE que desconocieron, con un Smart matic que está viciado, manejado a conveniencia del régimen, porque desde luego tienen acuerdos e intereses pactados.

En el hipotético escenario donde ganan alcaldías y gobernaciones, hay que recordar que con Hugo Chávez también llegamos a tener mayoría, y en su condición de dictador fue imposible llegar a acuerdos, imposibilitando cualquier esperanza de avance, no se logró absolutamente nada.

¿Repetiremos la misma historia? Ganar alcaldías y gobernaciones sin recursos, porque el régimen no otorgará lo correspondiente por el FIDES (Fondo Intergubernamental para la Descentralización) y el LAEE (Ley de Asignaciones Económicas Especiales), por tanto, tendrán que sostener su máquina mediante impuestos, peajes y desde luego corrupción, acciones que se verán reflejadas en el pueblo, porque la corrupción no solo forja consecuencias perniciosas para el patrimonio del Estado, su impacto adquiere una preeminencia imperiosa, un espectro más amplio, calando principalmente en el punto neurálgico del tejido social.

La seudo oposición manifiesta acudir a elecciones porque acordó con el régimen, podemos ganar todas las alcaldías y todas las gobernaciones, pero lo único que haríamos al ir a votar sería certificar al régimen. La gran pregunta es: ¿Qué estamos buscando? ¿Ganar alcaldías o ganar la libertad?