Venezuela es el Estado fallido que representa la mayor amenaza para el hemisferio occidental, así lo reconocen 58 países a nivel mundial y es por ello que no se prestan a legitimar la farsa electoral que se llevará a cabo con las “elecciones” presidenciales. No ha sido fácil lograr que el mundo prestara atención al caso de la tiranía que impera actualmente y que se viene gestando desde 1999 cuando asume el poder el gran destructor que ha conocido latinoamérica; muchos hechos han tenido que transcurrir, asesinatos, desapariciones y encarcelamiento, tanto a opositores y como a antiguos simpatizantes del proceso involucionario.
Agotados todos los mecanismos de la diplomacia internacional para lograr la solución menos traumática al genocidio continuado, la comunidad internacional fiel en la defensa del estado de derecho, ha pasado de la retórica a la acción, aplicando una serie de medidas económicas a los jerarcas del régimen para de esta manera cortarles cualquier tipo de financiamiento que les permita continuar en el poder.
Dichas medidas han causado un impacto tremendo en la tranquilidad de los implicados pues ellos pensaron que el día en que la justicia internacional tocara a su puerta nunca llegaría, viéndose acorralados ahora quieren valerse de una elecciones fraudulentas, pues no cuenta con las condiciones de transparencia y legitimidad exigidos por la comunidad internacional, para tratar de obtener el reconocimiento ya perdido. Sus relaciones con el narcotráfico, terrorismo islámico, corrupción y lavado de capitales los han puesto al descubierto ante el mundo entero, y las acciones para deponerlos del poder no cesarán hasta lograr el objetivo que el mundo libre se ha planteado, recuperar la libertad de Venezuela con el apoyo de todos sus ciudadanos.