Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Existe cierta desconsideración respecto a los conocimientos aclaratorios que nos has brindado en tu prolongada y asfixiante estadía. Nuestros despistes, sospecho, son los causantes de que hayas instalado arriba de nosotros tu presencia tiránica-vomitiva, y también de la ignorancia hacia tus lecciones lamentablemente explicadas en la práctica. Insistiendo en la corrección de descuidos errantes, es preciso aceptar con agradecimiento algunos aprendizajes.

Gracias socialismo por aclararnos que eres un error histórico de porciones mundiales, una máquina con voluntad de destruir libertades, todas. Admiro tu decidido descaro para pisotear derechos humanos; no admiro nuestra distracción al no comprender y defender fielmente a la libertad.

La libertad de pensamiento te es ajena, la detestas, no soportas que las personas sean realmente seres vivos con cerebros nutridos, por eso la impides a cualquier costo. Me parece que la razón para accionar así, es por tu miedo a desaparecer y que sean expuestos para siempre los concretos argumentos que justifiquen el eterno desprecio hacia ti. Comprendo tu temor, es el mismo que siento yo viviendo bajo tu repugnante régimen.

Por otro lado, no es menos destacable tu aversión hacia la propiedad privada, también entiendo ese complejo, jamás podrías sobrevivir si hubiera competencia. Tu cobardía la dejas clara principalmente oprimiendo en y mediante lo económico, un sistema capitalista te destruiría porque nadie dependiese de ti. La cuestión es que no nos importa tu existencia, o más bien nos interesa demasiado, al nivel de trabajar para su pulverización; así como tú quieres hacernos purpurina a todos, desintegrar incluso lo más cercano a la propiedad privada que tenemos los ciudadanos, que es el cuerpo y sus componentes sentimentales o sapientes.

De modo que, sería inaudito de mi parte, socialismo, no agradecerte profundamente por hacerme captar que no sirves para casi ninguna cosa, excepto para dominar a las gentes con intenciones de llevarlas a la inanición o peor aún, ponerlas moribundas haciendo malabares con sus necesidades para tener poder perpetuado a costillas de sus sufrimientos.

Asimilando estas características tuyas, socialismo, demasiado indeseables para cualquier país que quiera prosperidad, eres definitivamente rechazable, condenable, desechable. Una idea sorprendente en búsqueda de la supuesta igualdad del pueblo.

El problema es, socialismo, que la desigualdad de las personas quizá sea una necesaria virtud. Por último, estoy agradecido contigo por desafortunadamente por las muy malas, haber aprendido que no has fallado, no has estado defectuoso, no has errado en tus planes: tu planificación de una sociedad con un existir mísero es la principal razón de tu existencia.

Donde haya miseria, tu proyecto va de maravilla. Espero pronto agradecernos por nuestro esfuerzo de lograr algún día no tan lejano, la celebración de tu muerte.

Atentamente: un ciudadano que te quiere extinto.

Eduardo Rodríguez