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¿Quién no se ha puesto a recordar épocas pasadas? Aquellos años en los que se hacia el mercado en abundancia, cuando ibas por la calle casi que a cualquier hora del día. Quién no recuerda el Metro de Caracas, limpio y eficiente o la ciudad donde se hacía vida nocturna y podías regresar a casa en bus en plena madrugada y había unidades de transporte público.

Sí, de seguro más de un venezolano siente nostalgia por el país que tuvo hace más de 20 años, un país que en este momento no existe, un país que si bien no era perfecto era mejor, un país donde había mucha más tranquilidad, donde la visita que llegaba a tu casa no se iba sin comer o por lo menos sin tomarse un café.

A lo largo del tiempo las malas políticas de Estado nos llevaron al régimen de Chávez. Políticas populistas y de controles y gobiernos que no se fijaron sino en el derroche trajeron como consecuencia grandes problemas económicos que fueron usados como excusa por parte de algunos militares de baja honorabilidad a despertar en la gente resentimiento y a su vez disfrazarse de mesías para los venezolanos con la promesa de levantar a un país.

Llegaron al poder y poco a poco fueron acostumbrando al ciudadano a la miseria a lo largo de estos 20 años, dividiendo familias y amigos primero por las ideas, condiciones sociales, económicas y luego destruyendo al país de manera tal de que la gente pierda la esperanza y se resigne a vivir en la miseria o huya de ella hacia otras tierras.

Cuando se podía tampoco estábamos bien, quizás un poco mejor, pero igual íbamos en decadencia. No existía una visión de verdadero desarrollo y todo lo que se hacía fortalecía al estado en vez de al ciudadano. Un estado centralizado y todopoderoso terminó generando la necesidad de un cambio que a la larga terminó siendo para peor. Ese es el mayor riesgo de las crisis, que el desespero puede generar grandes consecuencias. Es hora de reflexionar lo que realmente queremos y aprender de este periodo oscuro para que jamás a los venezolanos nos vuelva a engañar cualquiera con complejo de salvador y lleno de ansias de poder.

Lo que hay que entender es que el país en el que vivimos previamente a estos casi 20 años de tiranía ya no existe y tampoco podemos volver a él, pues a la larga caeríamos nuevamente en esta realidad. La idea es luchar por el país que viene, una Venezuela rica de verdad, una Venezuela libre, una donde se pueda mucho más que antes, una donde los valores no solo reinen en la gente sino también en los políticos.

Es momento de avanzar, tenemos la fuerza para alcanzar el objetivo de la libertad. La ruta es la dimisión y a partir de allí se nos abrirán las puertas del país que soñamos un país que aun no existe pero que construiremos juntos y donde jamás se vuelva a escuchar la frase “cuando se podía” sino que se pueda. No perdamos la esperanza.

Marcos Aponte

@M_Aponte09