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Vaya situación enfrenta Venezuela. Es un momento duro el que vive nuestro país. Nunca nuestra tierra había pasado por tan terrible situación económica, política y social. El drama estructural de nuestra nación es verdaderamente caótico. Me atrevo a afirmar que si le preguntas a alguna persona que haya vivido la dictadura de Pérez Jiménez, ¿qué le pareció aquel tiempo en comparación con este?, diría que eso era un hermoso cuento de hadas, al lado de esta pesadilla. A esto se le suma que lamentablemente no contamos con una dirigencia a la altura del momento histórico. Particularmente creía que íbamos por un buen camino en cuanto a las decisiones que se estaban tomando, pero hoy por hoy, creo que no se tomaron, ni se tomarán (por los momentos), las decisiones cruciales que nos harán terminar de una vez por todas con esta agonía.

No se trata de traer a colación responsabilidades nominales, pues en mi honesta opinión, además de dañar la reputación de quienes son señalados, no se logra nada, tal que los llamados de la disidencia crítica, son en la más apropiada expresión, un saludo a la bandera para las personas a quienes les son hechos estos llamados. Así pues, en mi opinión, ya sabemos tres cosas de ellos, basándonos en su contradictorio comportamiento: uno, ¿De dónde vienen? De las mixturas izquierda-derecha que persiguen intereses económicos. Dos, ¿Quiénes son? siguen siendo lo mismo que fueron en el pasado, solo que con un discurso circunstancialmente adecuado para engañar y sumar simpatizantes. Y tres, ¿Para dónde van? pues tenemos el vivo reflejo en quienes hoy se encuentran en el poder político. Así que pilas con esto, aún hay tiempo para no equivocarse de nuevo.

Ahora, sin embargo, esto de no mencionar nombres, ni grupos específicos, no supone que su situación cambie. Ellos siguen y seguirán siendo seres que no tienen otra razón de obrar más que pensando en sí mismos. Siempre he dicho y no me cansaré de decirlo, que cuando tomas la iniciativa de liderar un grupo, una acción o un proyecto, tienes dos opciones, la primera pasa por hacerte a un lado y permitir que otra persona mejor preparada para el asunto en cuestión, haga el trabajo. Esta sería la opción más fácil. La segunda en cambio, un tanto más complicada, es hacer el trabajo con beneplácito interés, con gran entusiasmo y un poco de sentido altruista, un tanto romántico y bohemio, en la opinión de algunos, pero es la manera correcta de hacer las cosas, esto claro, desde mi no tan modesta opinión.

Este es el mejor momento para propiciar el aislamiento de quienes no están a la altura del momento histórico y permitir que quienes en verdad sienten amor por esta lucha, hagan las cosas como se deben, que sean quienes se satisfacen por lo bien hecho, los que tomen la batuta de este concierto y que por otra parte, reciban con humildad la crítica de lo que no está bien hecho. Esta política, que vivimos actualmente, nefasta en su esplendor, que estamos viendo en los personeros que son tendencia a diario en las redes sociales, está acabando con la dignidad misma de quienes al inicio seducían a sus simpatizantes con hermosos discursos en desacuerdo con la corrupción, la mediocridad y el oportunismo.

Hoy con mucho pesar, pienso que no hay muchos que se salven en esta política parasitaria de Venezuela. Espero equivocarme, pero he visto que la gran mayoría de los que creen que hacen ´política´ en Venezuela, tienen rabo de paja y por tanto merecen con toda razón, la jubilación, la baja, la dimisión o como le quieran llamar, el punto es que no deben estar más en política, ¡Le hacen daño a esta lucha!

@YhuniorAndrades