Hace pocos días falleció mi padre y por las cuestiones legales tuvimos que acudir al Registro Civil de Catedral, aquí en la ciudad de Caracas.
Son momentos de mucha tristeza, pero debíamos hacer los trámites correspondientes para obtener la debida autorización para darle el último adiós y que la funeraria de encargara de su cremación.
El día domingo al llegar al registro el funcionario de la funeraria nos indicó que debíamos estar a las 7:30 de la mañana a más tardar, a esa hora llegamos al lugar, completamos los datos que nos solicitó el funcionario y esperamos a que llegaran los trabajadores de la institución. La persona con la llave para abrir las puertas llegó a las 10 de la mañana.
Todas las personas que esperábamos a que abrieran estábamos pasando por la misma situación, la pérdida de un ser querido; y que terrible resulta que en esos momentos de dolor no recibas la atención que merece cualquier ciudadano, un mínimo de respeto y consideración, y no me refiero tanto a la falta de respeto de hacernos esperar más de dos horas sino al estado deplorable en que se encuentran las instalaciones de esta institución.
Al llegar en las afueras ves basura y suciedad, acompañada de un desagradable olor a zoológico. Pero al entrar, mi asombro fue tal de las condiciones en que se encuentra el lugar que opte por tomar fotos, me transporté a la Habana, Cuba, donde gran parte de las edificaciones se encuentran así.
María Carolina Cedeño / Coord. Regional de Formación Vente Caracas
