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La libertad la entendemos como aquella situación de autonomía o libertad del individuo respecto a toda fuerza opresora, en otras palabras; propiedad de un individuo sobre sí mismo. Si nadie nos impide hacer algo, somos libres.

La libertad, sin embargo, no es la ausencia de leyes, como pueden pensar algunos. En efecto, si deseamos algo que otros también lo quieren, ¿cómo impedir que nuestras libertades no entren en conflicto y conduzcan a la violencia? La respuesta está en el Estado de derecho, en el imperio de la ley.

La ley plantea las reglas del juego. Si todos estamos obligados a cumplirlas, somos libres.  La ausencia de leyes sólo conduciría al imperio de la fuerza y viviríamos bajo la tiranía de los más fuertes.

La historia de la humanidad ha sido la historia del poder aplastante de los gobiernos sobre los individuos, empezando con las monarquías asirias y los faraones egipcios hasta las monarquías absolutista que dominaron todo el mundo hasta la Revolución Francesa.

Debemos recordar que las monarquías absolutas y la existencia de una aristocracia hereditaria eran la norma en toda Europa. La única República que existía en el mundo occidental era Estados Unidos, heredero de las tradiciones británicas. América Latina, sin embargo, tenía una herencia muy distinta, la del absolutismo español con sus gobiernos despóticos y su corrupción institucionalizada.

En el terreno económico, la libertad es la ausencia de coerción gubernamental para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios más allá de lo indispensable para mantener la libertad misma. Durante toda la historia, los gobiernos han impuesto infinitas restricciones y regulaciones sobre la actividad económica de los individuos.

Lo nuevo es la eliminación de esas restricciones,  que den paso un sistema económico en el que por medio de intercambios pacíficos y voluntarios, los individuos puedan hacer uso de su propiedad para generar beneficio propio, teniendo como límite el respeto al derecho ajeno.

Dichos individuos a través de la función empresarial va a satisfacer las diferentes necesidades  y serán los consumidores quienes decidan, según sus preferencias, premiar o castigar a uno u al otro en un sistema de libre competencia, en donde se permita la entrada de todo el que quiera emprender, dando así más opciones para consumir.

Es sólo en una irrestricta libertad donde podemos emprender y promover el emprendimiento. Necesitamos ser libres para desarrollar nuestra creatividad. Debemos ejercerla de manera responsable y respetando la de otros. Promoveremos siempre la libertad de emprendimiento como resultado del uso de nuestra razón y creatividad, y no usaremos la coerción o la fuerza, a menos que las apliquen en nuestra  contra arbitrariamente.

En Vente Venezuela creemos en los emprendedores y es nuestra tarea el de llevar y dar a conocer la importancia del emprendimiento. Un emprendimiento que nace de la libertad individual.

@Andresgirott

Sec. Político de Vente Joven Distrito Capital