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Cinco semanas tardó Nicolás Maduro en referirse a los graves acontecimientos que han afectado a los estados Amazonas, Guárico, Apure y Bolívar. El régimen trató de invisibilizar esta tragedia ya que para la dictadura resulta más lógico ignorarla que atenderla. Nicolás está confinado a los sitios donde se siente seguro, tiene muchos temores, pero el principal temor es al contacto con el venezolano de a pie, el que sufre los efectos del sistema que él mismo ha diseñado.

Los venezolanos se sienten la orfandad de un estado que les ignora en momentos de calamidad, a diferencia cuando ocurre una tragedia en Haití, en Cuba, para quienes inmediatamente se envían los aviones Hércules C-130, despachando toneladas de ayuda humanitaria, supongo que Nicolás puede caminar tranquilamente por las calles de Puerto Príncipe o de La Habana, pero no las de Ciudad Bolívar, Caicara del Orinoco, Cabruta o Puerto Ayacucho.

De los líderes más importantes en apersonarse en la tragedia, sólo María Corina Machado lo hizo, pero lo más importante es que no es el típico liderazgo en busca de apoyos, es el liderazgo que brinda apoyos; desde Vente Venezuela se crearon centros de acopio, se hizo todo el esfuerzo que la situación país permite, no tenemos como sustituir al estado en sus obligaciones, estado que es incapaz de articular políticas públicas para atender a sus ciudadanos, estado fallido, por situaciones así es que es un estado que estamos obligados a desconocer. Es un sistema que debemos desobedecer, que tenemos que resistir para vencer.

Nicolás prefiere invertir su tiempo en demagogia, delante de foros previamente escogidos, asfixiar una sociedad en la pobreza, ideologizar una mentira con el único fin de aferrarse al poder, está confinado a los espacios que las mafias que gobiernan le confieren. No hay nada heroico, nada rescatable de tantos años.

Aunque suene una falacia en el lenguaje, María Corina navegó las calles, brindando palabras de consuelo, pero también de esperanzas, dibujó la Venezuela posible, la que se merece el gentilicio, la Venezuela que necesita del esfuerzo de todos para llevarla a sitiales de prosperidad que jamás hemos conocido, tenemos con qué, tenemos la obligación de hacerlo.

Hay un país que no entiende cómo pueden estar así cientos de familias sin ningún tipo de asistencia gubernamental, al mismo tiempo nos enteramos que Nicolás Maduro es condenado por corrupto, porque todo este horror se debe a que una gente de manera intencional sometió al país a la ruina.

El régimen exhibe como logro las imágenes transmitidas en todo el sistema público de medios, del Ministro del Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, dirigiendo a un grupo de soldados que colocan sacos de arena a lo largo del Paseo Orinoco en Ciudad Bolívar.

Salga de su confinamiento Nicolás, renunciar es todo lo que tiene que hacer.

Raef Zibaqui