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«La universidad no es para hacer política»; ese ha sido el eterno discurso de quienes han usado la dirigencia estudiantil para manipular a los universitarios y aislarlos de la realidad. Si, hemos tenido una casta de dirigentes estudiantiles que pareciera se crean un mundo paralelo en la academia, pero hacen vida fuera del campus en partidos políticos. Ya su pecho no debe aguantar tanto golpe “para no contaminar de la ‘política sucia’ a la universidad”, a pesar de ello es importante recordar que la política no es mala, solo hay políticos que no son buenos. Pero una vez egresan, se postulan a un cargo de elección popular y su «carrera política» la engrosan con su paso por «la dirigencia estudiantil», ironías de la vida, el campus donde fue “prohibida” la política de partidos les dio el piso para competir en las urnas.

Dejemos la hipocresía a un lado, la universidad es un país pequeño, y en un país hay políticos, hay partidos políticos, que son necesarios para formar gobierno, y mucho más importante, hay electores. Para ser más gráfico: los movimientos estudiantiles pueden ser partidos políticos, y sus líderes los políticos que se postulan a los cargos importantes, los que forman el gobierno universitario; si, la universidad es un país pequeño. No sé puede pretender aislar a la universidad de la política, ni de los partidos, ¡Cuanta libertad se ha perdido!

Dejemos la hipocresía a un lado, es momento de hacer las cosas de manera distinta. La política si tiene que estar en las universidades, pero la política de verdad, la que tiene principios y valores, la que cree en la libertad del individuo, porque ella es el reflejo de la sociedad que queremos. Ya basta de formar ciudadanos distantes de la realidad, alejados del país.

Dejamos la hipocresía a un lado, porque hay universitarios que reclaman líderes que les hablen con la verdad, sin tapujos. Líderes que enfrenten la ilegalidad.  La universidad venezolana, tristemente hoy es resultado del socialismo, del comunismo, que ha devastado los campus. Vivimos una dictadura inhumana, a la que no le importa nada, más que mantenerse en el poder. Tanto daño ha hecho que, hasta los gremios, movimientos, organizaciones estudiantiles y profesorales hoy no entienden que la única salida a esta debacle es el desconocimiento del dictador y la rebelión para derrocar la tiranía; no seguirle dando legitimidad a quien usurpa el poder desde el 10 de enero de 2013. Tal pareciera que en los campus se forman profesionales para violar la constitución a conciencia propia. Si, entiendo que hay reivindicaciones de carácter laboral que los aquejan, pero nada de esto se soluciona si no sucede antes la caída del tirano.

Dejemos la hipocresía, la universidad hoy sufre, sufre porque sus líderes les han mentido a sus universitarios. Es la hora de hablar de frente, con la verdad y con un único objetivo, la libertad, volver a la legalidad, volver a ser «la universidad», la que forma líderes para gobernar.

@diliojose