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En El Valle fueron cuatro niños violados y golpeados con un martillo; en San Agustín un niño perdió la vida por una bala perdida, a causa de un supuesto enfrentamiento, y en Caracas y toda Venezuela quién sabe cuántos niños más caen en manos de la violencia y la inseguridad que existe en nuestro país.

En veinte años, los índices de criminalidad y violencia han aumentado constantemente (según cifras del Observatorio Venezolano de Violencia) y las formas de violencia han ido modificándose a través del tiempo y a medida que se profundiza la crisis económica, política y social que vivimos.

Actualmente, conviven en nuestra tierra desde delincuentes que practican el secuestro express, pasando por “roba quintas” y las llamadas mega bandas, hasta aquellos que atacan a un ciudadano para robar un kilo de azúcar.

¿Cuántos planes han aplicado? ¿Cuál ha sido efectivo? ¿Cuál ha sido pensado realmente? Son preguntas que me surgen cada vez que aparecen los personeros del régimen a vociferar sus políticas públicas; cada vez que encuentro un mismo punto de control, que me sé de memoria, que lleva años en el mismo lugar y que puede ser evitado por otro camino, si así lo deseo. Básicamente, el problema de la violencia y la inseguridad no ha sido combatido en estos 20 años, no se han generado los mecanismos necesarios para disminuirlos, sino que, por el contrario, los delincuentes se han organizado de mejor forma y con mayor potencia y alcance, y los ciudadanos estamos desprotegidos, a merced del día a día. Como mucho dicen popularmente: “salgo, pero no sé si vuelvo”.

Venezuela es en sí una gran zona roja, un “paraíso” para el delincuente y grandes mafias, y por más que busquen taparlo, escándalos como el de El Valle o el de Parque Central nos harán recordar que ni siquiera dentro de nuestros hogares estamos a salvo. Y es que hasta se ha vuelto una cotidianidad leer en los medios libres que delincuentes poseían armas de guerra, granadas y cuanto armamento sofisticado que solo el Estado debería poseer.

Kevin y los niños de El Valle, a pesar de haber sido asesinados en hechos distintos y con características de violencia distintas, comparten una misma realidad y es que en Venezuela, bajo este régimen, no hay futuro seguro, tu mañana puede estar sentenciada por algún sujeto violento que anda en la calle armado hasta los dientes y campante, como si no fuese a cometer algún delito, como si fuese un ciudadano de bien.

La cercanía entre el venezolano y la violencia es tan profunda, que en Venezuela no hay quien no tenga a alguien cercano que haya sido al menos robado, en el mejor de los casos; en los peores, perdido algún hijo, hermano, primo, pareja, a alguien cercano. Esto, y la crisis económica que nos golpea a diario, parecieran razones suficientes para que los ciudadanos huyamos de esta tragedia, pero irremediablemente nos llama el compromiso por la nación. Ese compromiso real de cambiar esta realidad para que podamos disfrutar a plenitud la vida, para que podamos vivir nuestras ciudades, para que podamos desarrollarnos como ciudadanos y no como simples habitantes que solo resuelven sus necesidades básicas.

La inseguridad y la violencia son dos problemas que forman parte de los ejes que sostienen el control que aplica el régimen sobre cada venezolano, que nos asfixia y desespera, pero que también nos lleva a comprender que será satisfactorio cuando logremos salir de esta realidad y podamos recorrer las calles de Caracas y nuestro país en general con tranquilidad y con la certeza de que volveremos sanos y salvos a nuestros hogares. Porque habrá un sistema de justicia que protegerá al ciudadano por encima de todas las cosas, porque habrá libertad.

Ante la indefensión ciudadana, el abandono y la poca protección por parte del Estado, desde ya mismo combatimos la violencia y cada uno de nosotros puede hacerlo desde su espacio; haciendo ciudadanía, con valores y principios, recuperando espacios de convivencia, generando dinámicas que alejen la violencia de nuestras comunidades; haciendo futuro, concentrándonos en ser totalmente lo opuesto a lo que en 20 años han querido convertirnos; preparándonos para ese país libre y seguro que vamos a construir. Hagámoslo siendo ciudadanos. Desde Vente Venezuela, trabajo todos los días por una #CaracasCiudadana. Venezuela te necesita y tú también eres clave en este proceso: salir de Maduro es un paso, reconstruir Venezuela es nuestro objetivo.

Twitter @Javier_Chirinos