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En vísperas del comienzo de un nuevo año, el equipo de Vente Los Salias le hizo una invitación a María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela, con el fin de organizar un asamblea ciudadana junto a los vecinos de San Antonio de Los Altos.
Entre aplausos, lágrimas de emoción y suspiros cargados de esperanza se dijeron las palabras necesarias para entender que no hay tiempo que darle a esta dictadura.
Hay una gran diferencia entre un presidente y un dictador, pero la diferencia se hace más notoria entre un presidente y un criminal. Venezuela no sólo tiene una dictadura, tiene una mafia organizada criminal que se ha encargado de despellejar poco a poco la cultura, la economía, la política y lo más doloroso, la voluntad del venezolano.
Hay un régimen criminal que se ha encargado de jugar con el ciudadano, como si de una ficha en un juego de tablero se tratara, y ha hecho que la escoria de la política venezolana enviciada saliera a flote, mostrándole a la ciudadanía soluciones que realmente no solucionan nada, mentiras que no sólo aumentan una cuenta en el banco, sino que también aumentan la desesperanza, la tristeza, la necesidad, el hambre y la miseria.
Dichas soluciones prometen salir del agujero de pobreza y desculturización al que nos han llevado, pero sólo juegan con la tristeza del venezolano, sólo utilizan la esperanza quebrada para llevar a cabo su versión distorsionada de política. Hablan muchos del abandono de los espacios, de cuidarlos, de llenarlos y realmente no les interesa si se aplica la norma del “Menos peor.”
En Venezuela, el único espacio vacío es el cargo de presidente, presidente que no tenemos, cargo que es ocupado por los criminales más viles de la historia venezolana, criminales a los que legitimaran de forma ilegal si se lleva a cabo la farsa con la que intentan concientizar al venezolano.
Hay dos polos en esta lucha, existe el lado criminal, sucio, enviciado y podrido; pero está el lado de la verdad, el lado de la justicia, aquel que busca la verdadera reconstrucción de una nación que hoy sangra, sufre y llora las consecuencias del resentimiento y la mala implementación de la política.
Sabemos a quién hay que sacar y la solución no es legitimarlo y darle el oxígeno durante un año más, porque entre el bien y el mal no hay puntos intermedios, no hay una línea media para cruzar por ambas, no. Entre el bien y el mal, el bien siempre sale triunfante, porque la libertad es lo que nos dará fuerzas y nos hará bien, y vamos rumbo a eso, rumbo al quiebre de una dictadura criminal para la liberación de todo un país.