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La ruta coherente es avanzar sin más dilaciones en restablecimiento del Estado de Derecho, haciendo cesar la usurpación no solo del Poder Ejecutivo Nacional (Presidencia, Vicepresidencia y Gabinete Ministerial), sino también de instituciones como la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la República.

La espuria e ilegítima constituyente, incurrió en un complot para dar un nuevo golpe de Estado y como consecuencia perder por completo cualquier vestigio de legitimidad en Venezuela. Operando la clásica teoría en derecho llamada del “Árbol envenado”; en este caso el árbol envenenado es la fraudulenta constituyente y por ende todos sus frutos, es decir sus actos, carecen de legalidad, como asegura el artículo 138 de la Constitución, la cual señala expresamente que toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos, es decir; que no tienen ninguna validez jurídica.

La Asamblea Nacional debe convocar sesiones extraordinarias para la designación de los titulares de los órganos del poder ciudadano; Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo, los cuales tienen las competencias de prevenir, investigar y velar la legalidad en el uso del patrimonio de la nación, los derechos y garantías de los intereses colectivos y difusos de la nación entre otros.

Designarlos de la siguiente manera: Aplicando el penúltimo aparte del artículo 279 de la Constitución en concordancia con el último aparte del artículo 23 de la Ley Orgánica del Poder Ciudadano en un plazo de 30 días continuos designar al Contralor General de la República y el Defensor del pueblo. Y según el numeral 14 del artículo 187 en concordancia con el numeral 15 del artículo 236 de la Constitución autorizar al Presidente de la República el nombramiento del Procurador quien de acuerdo al artículo 247 es el representante legal; judicial y extrajudicial de los intereses patrimoniales de la República.

Sigamos asumiendo la Ruta del Coraje y ejerciendo toda la fuerza, en este caso institucional. La Transición está cerca y con ella una Venezuela con una República sólida, con un Estado de Derecho fuerte y una democracia donde el valor fundamental sea la Libertad.

Adrián Jaimes