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(Caracas. 18/02//2019) En Venezuela no estamos presenciando otra oportunidad. No es otro momento más en el cuál podamos forzar la salida del estado criminal. Vivimos un momentum único, irrepetible y que definirá nuestra existencia como generación y la de los venezolanos que están por nacer.

Los momentos llegan de forma ordinaria o extraordinaria. El momentum se crea para un fin que de no concretarse no solo diluye la oportunidad, sino que empeora la realidad a cambiar. Como venezolanos debemos saber que no habrá otra oportunidad, hemos sido participe de su construcción y por ende debemos defenderlo al punto que sirva para lograr su cometido: la liberación de Venezuela.

Frente a nuestros ojos se alinean un conjunto de fuerzas que desde años veníamos acumulando y trabajando para que se consolidarán como tal. Una fuerza internacional lúcida, consiente y determinada a avanzar por la ruta del coraje. La fuerza institucional que impulsamos contra viento y marea: el Tribunal Supremo de Justicia legítimo, los quiebres y alzamientos dentro de las Fuerzas Armadas y por qué no decirlo, la presión ejercida sobre la Asamblea Nacional para cumplir con su función y deber moral.

Pero es notorio que nada de lo anterior hubiese sido posible sin la fuerza que termina permitiendo que todas las demás se alineen en función de la premisa “Maduro vete YA”: la fuerza ciudadana. Hemos sido nosotros, los ciudadanos venezolanos dentro y fuera del país, quienes hemos logrado que el mundo nos preste la debida atención, quienes impulsamos el nombramiento de un nuevo TSJ y quienes el 16 de julio de 2017 le dijimos a la Asamblea Nacional la ruta del coraje ha asumir.

Han sido años, dos décadas para ser exactos, las que los venezolanos hemos sobrevivido dentro de un sistema que pasará a la historia como uno de los más criminales, destructivos y nocivos. Ahora que estamos tan cerca no podemos desviar nuestra atención ni perder la oportunidad de hacer creíble nuestra amenaza frente a la tiranía.

No hay mejor asistencia humanitaria que despojar del poder a los criminales que lo usurpan, su salida permitirá no solo el ingreso de más ayuda humanitaria en camino, sino lo más importante, la reactivación de nuestro aparato productivo para que, con él, empecemos a reactivar nuestra economía y logremos que más venezolanos tengan acceso a más productos y servicios producidos y ofrecidos por nuestros emprendedores.

Desde el 23 de enero, los venezolanos hemos asumido una ruta de coraje junto a nuestro legítimo presidente, Juan Gerardo Guaidó Márquez, que no tiene vuelta atrás. No hay espacio para vacilaciones, oxigenaciones o errores. No distraigamos a quienes centran su atención en el fin, ni generemos expectativas difíciles de saciar para quienes más han padecido las consecuencias del chavismo. Centremos toda nuestra fuerza para repotenciar la internacional e institucional y permitir que nuestro momentun concluya satisfactoriamente.

Es tiempo de despedir al chavismo junto a todo el sistema de vicios que contaminaron nuestra sociedad por 60 años. Ha llegado el tiempo de los venezolanos, el tiempo de la libertad.

¡No hay vuelta atrás, seremos libres!

 

Fabio L. Valentini