Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

(Valencia. 13/03/2019) Desde que el escocés Adam Smith escribiera en el siglo XVII su célebre obra La riqueza de las naciones se profundizó aquella matriz de pensamiento, de claro impulso racionalista que tuvo la tendencia a la abstracción de cada idea, de cada concepto. En efecto, el mercado también sufrió esto cuando proposiciones como la mano invisible del mercado se convirtieron en el canon de los economistas. Más importante aún, hasta los utilitaristas como Jeremy Bentham profundizaron en aquella percepción abstracta y lejana del mercado al reducirla a nociones de utilidad pura.

Se convirtió en un nuevo ídolo del foro, como los que Bacon intentó exorcizar de nuestro pensamiento años antes. Conviene destacar, que el mercado no es una entidad ajena a nuestras vidas. Antiguamente, en las ciudades romanas, bizantinas y otomanas -por poner tan solo algunos ejemplos- el día a día del ciudadano común giraba en torno de ese espacio de encuentro donde se intercambiaban bienes y mercancías a través del comercio. En aquella época, a ese espacio se le llamaba mercado o bazar.

Incluso hoy, quizás de manera más evidente todavía, nuestra vida gira en torno a estos grandes espacios y entornos. Hoy los llamamos centros comerciales, bulevares y outlets. En su espíritu, el mercado no ha cambiado, solamente se ha adaptado a los tiempos pasando de la plaza de la polis para llegar al downtown de la megaciudad.

¿Cuesta creerme? ¿Es difícil pensar al mercado como algo cercano a nosotros? Pues bien, en la nueva ola empresarial, las lecciones del Entrepreneurship y de los empresarios exitosos son siempre las mismas: sal a la calle. El mercado está en la calle. Las personas que venden y compran. Todo producto y todo servicio se hacen para satisfacer las necesidades propias y ajenas y solamente tiene éxito de acuerdo a la valoración subjetiva de nuestros pares. Es decir, sal a la calle y encuentra a quién le guste tu producto, quién necesite tu producto.

A los vendedores no hay que explicarles mucho esto,  ellos lo saben, lo entienden y lo sufren. Conocen la importancia de valorar a su clientela y recuerdan que se deben a ella para seguir generando ganancias; a usted mi lector, la próxima vez que pueda acérquese a ese tío empresario, a ese hermano vendedor, a ese vecino emprendedor y dele un abrazo. No existe nada más inclemente, más duro pero más justo que el mercado.

Cada quién obtiene las ganancias de aquello que se trabaja. Pisando la calle, hablando con la gente, solucionando sus problemas y necesidades con bienes y servicios a su disposición es que se hace patente y presente el mercado. Es sobre la gente, siempre se ha tratado de y para la gente.

Solamente se nos había olvidado en el camino.

@Lorenzoerv