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Caminando por la fatídica línea del tiempo 1998-2019, y al volver la vista a los lados, no vemos más que devastación y ruina en todos los ámbitos y sectores de Venezuela; vemos la miseria en la que se sumió a todo un país víctima de la voracidad y codicia socialista, que ha dejado a sus ciudadanos en un nivel de indigencia extrema, solo comparable a un cruento escenario de guerra.

Sin duda, una guerra que maquiavélicamente fue diseñada por una mente resentida, disociada, plagada de narcicismo y con oscura sed de venganza como la de Hugo Chávez, donde “el divide y vencerás” fue siempre la bandera del oscurantismo socialista, y que hoy el usurpador Nicolás Maduro continúa aplicando ese infame plan de violencia y exterminio contra la población venezolana.

En Venezuela cual guerra de secesión descrita en la obra “Lo que el viento se llevó” de la insigne autora Margaret Mitchell, contrasta a la perfección con la cruda realidad que hoy vivimos. Por cuanto en éstas dos décadas lo que el socialismo se llevó fue mucho: en primer lugar, los valores morales, la ética y las buenas costumbres, trayendo consigo a ese mal llamado “hombre nuevo socialista” que no es más que el ensalzamiento a la imagen del (delincuente-mercenario) al servicio de un Estado Fallido y cuyo hombre nuevo es el antípodas de la verdadera naturaleza y convicción del genuino gentilicio del ciudadano venezolano.

En segundo lugar, el socialismo se llevó la educación, desmontando los pensum curriculares para transformar una dura línea de adoctrinamiento y masificación de la mentalidad ignorante desde primaria, ciclo básico y diversificado hasta el ámbito universitario.

En tercer lugar, el socialismo se llevó la paz y estabilidad laboral con el plan de desalojo de trabajadores de los campos petroleros, empresas básicas y expropiaciones de empresas y propiedades privadas. Sembró antagonismo y confrontación con creación la dualidad de sindicatos paralelos. Sepultó las discusiones de convenciones colectivas, quitó planes de Hospital Central Maracay y reformó la Ley Orgánica del Trabajo, modificando el la cantidad de días de Prestaciones Sociales, cortando a la mitad la cotización de la Antigüedad Laboral,  asfixiando al Patrono y exacerbando el clima laboral.

Pero lo que nunca el socialismo ha podido llevarse ni se llevará, es la dignidad y la fuerza de los ciudadanos de Venezuela, pues los que pretendieron eternizar un proyector Castro Chavista se equivocaron de nación, porque  no hay en el mundo un país con una población tan noble, combativa y llena de gente con espíritu inquebrantable como lo es el venezolano. Donde a pesar de la precariedad, la gente no se doblega a la sumisión y desafía al régimen tiránico en cada acción de lucha, en cada protesta a lo largo y ancho del país. La ruta del coraje con represión, sangre, sudor y lágrimas, marcó la senda que hemos recorrido hasta el presente y hoy podemos sentir las ráfagas de aire que ya se sienten sobre nuestra piel, son los vientos de una solemne operación libertad que soplan provenientes desde todos los continentes de ésa pléyades de naciones democráticas que apoyan al pueblo venezolano en su lucha determinada para instaurar la democracia, la paz y justicia.

 

@yulim5r