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(Nueva Esparta. 26/04/2019) Los jóvenes venezolanos solo ven futuro marchándose a otro lugar, prácticamente es como si los sacaran obligados por las circunstancias. En Venezuela todo aquel que emigra es un exiliado, porque pocos son realmente los que quieren irse de sus casas.

Efectivamente el país se ha venido desdibujando en los últimos años, el sueldo cada vez alcanza menos, no hay medicinas, no respetan nuestros derechos, no hay comida, nos mantienen a oscuras por horas y además se han encargado de ir acabando con los valores y principios.

¿Cómo entusiasmamos a los jóvenes que han crecido viviendo de abismo en abismo? ¿Cómo decirle en medio de estas circunstancias no te rindas?

Para muchos el panorama es desolador y no sabemos por cuanto más tiempo lo será, quizás en momentos por culpa del desánimo pensamos que no hay esperanza ni futuro, pero no es así. Debemos continuar luchando y llenándonos de esperanza porque Venezuela nos necesita a todos, porque desde hace un tiempo en el país se enfrentan: la ambición de poder autoritaria, demagógica oportunista y dictatorial  que quiere seguir usurpando el poder que no les pertenece y la Venezuela de principios e ideas, de tolerancia y democracia, de honestidad y trabajo y vamos ganando.

Es realmente maravilloso y esperanzador que después de tantos años de abuso y arbitrariedad, muchos jóvenes sigan defendiendo ideales y principios con tanta fuerza y convicción, con un espíritu envidiable para cualquier nación desarrollada.

Hay que seguir reforzando nuestra cultura y las ideas de libertad. No somos ricos por las reservas petroleras más grandes del planeta, solo seremos un país rico cuando la riqueza esté en nuestras conciencias, en nuestro corazón, cuando seamos capaces de construir una sociedad de leyes y de respeto, donde una multa se pague y la viveza sea un mal recuerdo y no nuestra cotidianidad y cuando las universidades sean nuestras verdaderas canteras de futuro.

Lourdes Uzcátegui