Con preocupación, pude escuchar algunas declaraciones de diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela sobre algunas reuniones de trabajo, donde se plantean elecciones presidenciales en un lapso de 7 a 9 meses para su realización. Algunos factores políticos deben entender, que no solo designar un nuevo Centro Nacional Electoral (CNE) daría paso a unas elecciones libres, sin tomar en cuenta que todo el sistema ha sido modificado para que una sola tendencia sea beneficiada.
Desde el registro electoral, pasando por la selección de los miembros de mesas, coordinadores de los centros electorales, operadores de máquinas y terminando con el traslado y custodia del material electoral. No podemos olvidar que durante estos años, una parte del sector militar se ha encargado de entorpecer el desarrollo del proceso electoral, convirtiéndose en un actor aliado al oficialismo en contra de las fuerzas opositoras que buscan garantizar el fiel cumplimento de las normas electorales.
Realizar un proceso sin cambiar estas condiciones seria lanzar nuevamente al electorado a un barranco de desilusión, desconfianza y desmovilización de las fuerzas opositoras. El 23 de enero logramos agrupar nuevamente a la oposición Venezolana sobre una ruta clara: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones Libres.
Sería un error pensar en falsos diálogos e inventar triquiñuelas para seguir oxigenando a un régimen que va de salida.