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Los sucesos del día de ayer 30 de abril marcan un nuevo comienzo en la lucha por la Libertad de Venezuela. Más allá que el alzamiento militar no logró el cese definitivo de la usurpación, logró alcanzar objetivos secundarios y derrumbar varios mitos y tesis. Me permitiré abordar las que para mí son más importantes.

La capacidad de respuesta de régimen ante escenarios que no controlan es nula o escasa. Con lo vivido ayer, vimos la forma en la que abordaron los acontecimientos desde el régimen de Maduro: Lentos y desorganizados. Teniendo control sobre el aparato comunicacional en Venezuela, los colectivos y seguidores *no llenaron las expectativas* en la defensa de los sitios estratégicos para el chavismo.

La represión fue tardía y desmedida, víctima de la inseguridad y el miedo de no controlar el escenario.  Quedó demostrado que el liderazgo político y militar del chavismo no está en condiciones de tomar decisiones rápidas por desconfianza a lo interno. No existe el chavismo monolítico, acciones como las del general Cristopher Figueroa, son sólo una clara demostración de esto.

Otro de los puntos que hay que resaltar, es la actuación de la dirigencia política por parte de la oposición y el nuevo direccionamiento de la lucha ciudadana. Venezuela pasó a otra etapa de lucha y los ciudadanos siguieron el llamado de sus liderazgos más reconocidos y confiables, como son María Corina Machado, Leopoldo López y el presidente Juan Guaidó.

Aún es una interrogante los diferentes compromisos adquiridos entre los dirigentes en los acercamientos efectuados entre ellos ayer, pero ayer nos acostamos con el sabor de una tónica distinta y con la esperanza de tener nuevos objetivos y metas que realmente nos conduzcan hacía la democracia. Quedó demostrado que un sector de la oposición sigue jugando a volver a un estatus anterior al 10 de enero y entrar en las vías de la negociación para proteger sus intereses, tal y como expresaron por sus redes sociales.

El quiebre militar por sí solo no es garantía del cambio político en nuestro país y esto se evidenció claramente el día de ayer. Según informaron voceros nacionales e internacionales, muchos civiles y militares que se habían comprometido a respaldar el accionar recularon en último momento.

El accionar ciudadano estuvo nuevamente a la altura de los acontecimientos a pesar de que tomo tiempo en algunos Estados asimilar los sucesos en Caracas y en Maracay, donde se dieron las acciones militares más concretas en La Carlota y con la detención del comandante de CAVIM.

Invertir más esfuerzos en herramientas para asegurar lealtades en el sector militar, como la ley de Amnistía y llamados a la familia militar, no va a dar frutos.  Sin garantías reales de triunfo y cooperación militar internacional no hay quiebre militar.

La diplomacia ha surtido efectos esperados en las distintas presiones contra el régimen. Esto podemos evidenciarlo en las reacciones limitadas de Maduro en contra de los liderazgos políticos nacionales y en las formas en las cuales se han neutralizado distintos brazos represivos como el Tribunal de Maikel Moreno y la Fiscalía de Tarek William Saab. Pero la diplomacia tiene un límite y está próximo a darse y no parece ser un elemento que por sí sólo cese la usurpación.

Venezuela es ya un país intervenido, el cual está en pleno forcejeo por el control geopolítico de la situación. EE.UU y Rusia se disputan el control político de la situación y esto es más que evidente. Las declaraciones de los voceros de EE.UU el día de ayer, cómo el caso de Pompeo y Bolton, demuestran que estaban al tanto de la situación y articulando con distintos actores la transición en Venezuela. Por el lado ruso, vemos como hicieron abortar la salida de Maduro del país y de sacrificar su liderazgo si es necesario.

Con todo estás reflexiones, me pregunto: ¿cuántas opciones más quedan sobre la mesa? La opción que en estos momentos va ganando más terreno en la opinión pública nacional e internacional, es la de una acción de cooperación militar en Venezuela para poder solventar, más que el cese de la usurpación, la amenaza más grande a la seguridad y defensa de América completa, que es Venezuela.

El pronunciamiento del presidente Bolsonaro el día de ayer, acompañado de la movilización de parte del alto mando militar de EE.UU a Colombia y la movilización de elementos navales a posiciones estratégicas direccionados por un discurso clave de Mike Pence, me hace pensar que el compromiso adquirido por occidente llegará hasta sus últimas consecuencias.

¿Para usted, cuantas opciones más ve sobre la mesa?

Twitter: @FSMarcano