Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

(Maracay. 15/05/2019) Actualmente, la única manera de poder entender este apodo de la ciudad de Maracay como “ciudad jardín” es haber vivido y escuchado a través de las décadas las dulces historias o cuentos que nuestros padres o abuelos de una manera maravillosa nos decían sobre las cosas asombrosas que tenía Maracay, y todo lo que ocurría en ella, empezando por la construcción de la carretera de Ocumare de la Costa hasta sus playas, el Zoológico, la Plaza de Toros, la Plaza Bolívar, el Hotel Jardín, la Escuela y la Base Aérea que, por cierto, fue por varias décadas el centro de la Aviación Internacional. El hidroavión de Air France, conocido como Latécoère 631 (el más grande del mundo para ese entonces), cumplió el primer enlace entre Francia y Venezuela; el Parque Henry Pittier, grandes avenidas con numerosa población de árboles frondosos, la Universidad Central de Venezuela, Centros de Investigaciones, actividades culturales, entre muchas otras cosas importantes que se construyeron y acontecieron en Maracay, como la visita del presidente John F. Kennedy a Maracay, durante la primera visita oficial de un presidente de los Estados Unidos a Venezuela (Dic, 1961). Esto entre muchos otros casos asombrosos.

Ahora, ¿que podríamos contarle a esta nueva generación de Maracay?, a la cual no se le puede decir nada maravilloso porque percatan con sus propios ojos el desierto y la destrucción en la que se encuentra áridamente ésta ciudad y todas sus cosas, ya que ha sido víctima de 20 años de abandono y deterioro total por la ineficiencia, la crueldad, la corrupción, el idealismo obsesivo de un sistema abstracto no funcional y demoniaco que causa la destrucción masiva de personas en todas sus áreas espíritu, alma, cuerpo. Empezando con sus sueños, aspiraciones, deseos, logros, metas, he incluso la fe.

Destrozando todo el ánimo y el comportamiento de la persona sembrando odio, rencor, ira, malestar, desasosiego, confusión, convirtiéndose en una tortura emocional y para completar el sádico y morboso control de las personas, a través de la suspensión y control a su antojo de todos los servicios públicos vitales y necesarios para la vida; son semanas sin agua, horas sin energía eléctrica, sin servicio de gas propano para cocinar, con acceso restringido al internet, servicio de salud precario, sin medicina, sin alumbrado público, escaso transporte público, las aguas residuales emergiendo de las tanquillas por colapso y falta de mantenimiento creando contaminación, las calles llenas de huecos, escuelas en total abandono, y si nos ponemos a seguir detallando minuciosamente todas estas carencias, faltantes, descuidos, seria innumerable, una lista de nunca terminar una “ciudad desierto”.

Cuando se le hace el contraste comparativo nos encontramos con una ciudad que brama a gritos como el buey brama la lluvia en el desierto, una lluvia de justicia, de cambio, de amor que pueda hacernos sentir nuevamente ciudadanos libres, prósperos, con derechos. Con una ciudad que refleje el bienestar de su colectivo, donde abunden aún más que antes, los adjetivos que reconozcan a nuestra ciudad jardín como potencia industrial, turística, ambiental, profesional, comercial, e incluso militar; con ejemplo de valores, principios, rectitud, honestidad, fe y sobre todas las cosas sentido de pertenencia y valía por éste pedacito de cielo regalado por Dios del cual formamos parte llamado Maracay.

Joel Trejo