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Aires de libertad brotan en el ambiente junto al deseo ineludible de recuperar el norte y futuro de esta hermosa tierra. Tristemente observo el desastre en que convirtieron la cuna de los libertadores de América del Sur, de ilustres ciudadanos que han aportado a la formación y construcción de una mejor sociedad; increíblemente vemos que las ideas de esos baluartes se esfumaron de la conciencia del venezolano de hoy.

Nos encontramos un país en decadencia cívica, moral y espiritual, la decencia, coherencia y dignidad en el ciudadano ha disminuido dando cabida al conformismo e indiferencia ante la dura crisis que atravesamos.

Se ha instaurado un estado de terror, opinar ya no es un derecho y puede costarte hasta la vida así como protestar por esta catástrofe, ante el régimen es un delito. Hoy se hace presente una extraña unión entre el fascismo de Mussolini y el comunismo de Fidel Castro a tal punto de destrucción de un país que fue de los más estables de América y el Mundo.

El poder de cambio en este momento no depende solamente de los ciudadanos, sino de aquellos factores de potestad como la Asamblea Nacional y sus diputados quienes tienen una gran responsabilidad de corresponder a los venezolanos, se debe implementar una acción efectiva, poniendo a un lado la rutina política tradicional que se ha implementado con acciones sin objetivos claros, y estratégicamente aplicar el método real que todos los venezolanos esperan.

Quiero señalar en este orden de ideas cómo las erróneas acciones sin efectividad ni objetivos claros de los factores políticos tradicionales han ido mermando el poder de concurrencia y convocatoria en las actividades que llevan a cabo, desmotivando y abriendo espacios a la desesperanza, los mismos rostros y actores que durante años bajo las sombras del mercantilismo político han desangrado las arcas del estado siendo corresponsables de la actual crisis que vivimos, con ese modelo hay que acabar de raíz para que no sigan contaminando y destruyendo a la ciudadanía.

Llegó el momento de recuperar la credibilidad del venezolano con estrategias contundentes que tengan impacto real y conlleve de una vez por todas al cese de la usurpación, quizás suene un poco complicado pero es la única opción favorable para el tan anhelado cambio nacional.

Seguiré desde mi estancia ciudadana formulando mi apreciación de lo tangible ante lo abstracto, de la real cotidianidad del venezolano, ante la inexistente y fantasiosa realidad del régimen y sus cómplices. Cambio y fuera!

 

Joscar Narváez

Secretario Político Juvenil de Nueva Esparta