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Caminando por calles y avenidas, observando el caos de la vorágine de la escasez de gasolina en el estado Aragua. Aquieto un minuto la mente y saltan los recuerdos provenientes del transitar de estas dos décadas de oscuridad, no puedo dejar de pensar en el rostro de Venezuela en pleno desarrollo impregnada de aromas dulces, de sonidos alegres que irradiaba prosperidad y abundancia.

Esa Venezuela que dejó de crecer y se estancó desde el sombrío año 1999, hundiéndose en un abismo bizarro y surrealista, marcado por los matices del nefasto dogma socialista, que como un funesto réquiem emanado de la Rusia comunista, fue inspirado y concebido para inocular en el subconsciente de la población venezolana, una obediencia irrestricta dejando de lado cualquier tipo de control racional, adoptando lemas de hace 70 años como el “Camarada” o la frase “Socialismo Patria o Muerte”.

Tejiéndose así sobre esta tierra de luz y gracia una cortina de hierro que, cual telaraña, atrapo y puso en reversa de 70 años los relojes del avance tecnológico, el reloj de progreso, el reloj de la competitividad de mercado. Los relojes y motores de Venezuela quedaron inertes y derretidos como los de la obra del gran pintor Salvador Dalí. Este macabro sistema genocida socialista actúa como el personaje mitológico de Cronos, una entidad sedienta de poder representada sosteniendo una hoz, esa infame hoz con la que se devora y extingue el tiempo de vida de toda una población venezolana, sembrando campos de mortalidad a través de la hambruna, miseria, depresión, violencia y enfermedad, esa hoz que también es bandera y emblema de la internacional socialista y del Foro de Sao Paulo.

Esa hoz socialista inclemente que adelantó nuestros relojes Biológicos como si tuviésemos el Síndrome de Progeria, avejentándonos producto del desgaste físico, acortando nuestro sueño, pronunciando nuestras angustias, la incertidumbre y el desasosiego caminando kilómetros sin transporte, madrugando en agencias bancarias para obtener un dinero devaluado, largas colas que paradójicamente se hacen en un país petrolero para comprar combustible, colas interminables para recibir algún precario servicio de salud.

No obstante, el reloj de la Venezuela de hoy, colmado de estas horas tan aciagas solo puede revertirse dando un vistazo al camino que como ciudadanos, hemos recorrido con la ¨Ruta del Coraje¨ y esta ruta nació del azar, esta ruta es producto de la firmeza y constancia de toda una nación que no se doblega que ya no está dispuesta a que se le humille ni se le burlen más por un régimen despótico alguno. Esta persistencia de los venezolanos que suma ya 20 años de lucha, proviene de nuestro ADN rebelde y libertario presente en nuestra memorias, que nos define como ese pueblo embravecido que nace, cual caudal del Orinoco, de una pequeña gota y se vuelve un torrencial.

En nuestra memoria persiste que fuimos hace 200 años el primer pueblo de Sudamérica, en quitarse al tiránico yugo esclavista español con la ayuda de legiones de ejércitos extranjeros. En nuestra memoria persiste que fuimos la primera nación Latinoamericana en 1958 en sembrar las bases de la democracia en la región.

La convulsionada historia política venezolana siempre ha estado eclipsada bajo la figura del caudillo militar opresor, y hemos visto las sucias y desesperadas tácticas a las cuales apelan (diálogos-elecciones), pero no obstante el cronometro no ha mostrado el patrón del tiempo del ocaso que vive todo tirano dictador antes de su eminente caída.

Hoy nuestra lucha no es con tirano dictador convencional, nuestra lucha es de espectro más amplio y complejo, por cuanto nos enfrentamos a una organizacional transnacional criminal camuflada bajo la infame fachada de Partido Político Socialista, cuyo verdadero rostro ya está expuesto ante el mundo.

En estos momentos el reloj del 2019 nos marca que es el tiempo de rebelión ciudadana, no es tiempo de deprimirnos ni desesperanzarnos. El año 2019 llegó envuelto en fuego y nos insta a que es el tiempo de dar la batalla decisiva, donde la historia siempre nos ha corroborado una y otra vez que el pueblo venezolano siempre derroca a sus tiranos, pues hoy el escenario y la arena de combate la conocemos bien, no en vano somos un “BRAVO PUEBLO»  y cuando Venezuela se ha quitado un yugo, tal cual como efecto dominó también ha ayudado a otras naciones a ser libres.

Por muy oscuras que sean las horas, el tiempo, el coraje y la voluntad del pueblo venezolano se impondrá, es a través de nuestra persistencia que con nuestras manos haremos sonar las campanas del triunfo.

 

@yulim5r