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(Valencia. 05/06/2019) Uno de los elementos del Estado es el Poder, dentro de él encontramos a la administración pública, que se encarga de cumplir y hacer cumplir la ley, en este ejercicio una de sus tareas es la prestación de servicios públicos y como consecuencia de esas prestaciones, la administración tiene capacidad impositiva de acuerdo a las competencias de cada uno de los niveles políticos territoriales. En el accionar prestacional, la administración es responsable de los daños que sufran los particulares en cualquiera de sus bienes y derechos.

Si el Estado es, implica que su esencia, su ser, esta soportado por la responsabilidad. Si el Estado es irresponsable, y no cumple su esencia, no existe. Es un ejercicio demagógico, no es una realidad jurídica. La irresponsabilidad es el no ser. Solo somos cuando hay responsabilidad.

Ante los apagones, los cortes de energía eléctrica no notificados a los ciudadanos, la página del SAIME que cobra la tasa por expedir la prorroga pero que no registra ni da respuesta del trámite, la odisea que implica obtener una cédula de identidad, el funcionamiento anormal del sistema público de salud, el suministro insuficiente de gasolina que genera escasez, o la provisión de agua sin el debido tratamiento y sus consecuencias en la salud de los ciudadanos, la Administración publica en Venezuela sin importar el nivel político territorial al que pertenezca no da respuestas, no genera seguridad jurídica a los ciudadanos, no es responsable. Luego no está al servicio de estos conforme al mandato del artículo 141 constitucional, es decir, no es. Lo que implica que esa “asociación política” afirmada por Weber, ha fracasado.

El fracaso del Estado venezolano en la prestación de servicio públicos es muestra su falla, su inexistencia y lo que genera es justificación de esa falla.  Ya no hay gestión, solo se justifica, es decir se busca responsables “que no sean los míos y muchos menos yo.”  Así, la fauna o la guerra económica son responsables de los apagones; no se responde por las masacres que se han producido en centros de reclusión ni porque los hospitales no tengan los insumos necesarios; tampoco por la calidad del agua, suministro de gasolina, seguridad personal y menos de los insumos hospitalarios, no,  no hay responsabilidad,  no hay Estado, todo ello en contradicción del artículo 2 de la Constitución que señala al venezolano como un Estado  democrático y social, de derecho y de justicia con valores preeminentes como los derechos humanos, la ética y el pluralismo político. No hay responsabilidad, ergo, no hay Estado.

@casupo