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(Maracay. 05/06/2019) Imagine usted que en Venezuela se realice un proceso electoral antes de establecer un punto final al Estado mafioso que hoy tenemos, es decir, una elección sin que se logre el cese de la usurpación y pueda establecerse un período de transición donde se pueda desmontar el modelo actual, sembrar un mínimo de institucionalidad, establecer de nuevo la justicia y llegar a mínimos de consensos sobre asuntos políticos.

Si esto ocurriera sería el caldo de cultivo perfecto para que los que se denominan «chavistas» puedan regresar al poder en un lapso breve, donde puedan reivindicar sus crímenes ante la historia y justificar su narrativa. Algo muy parecido fue lo que sucedió en Nicaragua, donde todavía siguen pagando con muertes, pobreza e impunidad las débiles posiciones asumidas por su élite política y las flexibilidades institucionales que permitieron favorecer al socialista FSLN que retomó el poder en un proceso electoral que muchos consideran crítico.

Entender la naturaleza criminal de la tiranía de Maduro parece ser materia pendiente para muchos políticos incautos que vuelven a caer en el error de dialogar a pesar de las advertencias de sus aliados. Asumir que luchamos contra un Estado mafioso y criminal que no saldrá por otra opción más que las de fuerza, es la base fundamental para saber que una negociación que derive en elecciones no es una salida, es todo lo contrario, es seguir estando tutelados por testaferros y financistas de las grandes trasnacionales del crimen y potencias políticas foráneas con intereses en contra de occidente.

Quienes desde el alto gobierno de Guaidó estén considerando esta posibilidad, estarían condenando a millones de venezolanos a vivir a la sombra de la desgracia. Es imposible construir las columnas que sostendrán un nuevo modelo de Estado sobre las mismas bases que durante 20 años han sostenido un proyecto socialista de expansionismo regional, que seguiría haciendo metástasis en los bolsillos de quienes tomarían nuestras decisiones y en los cerebros de las bandas criminales que seguirían operando abiertamente en Venezuela.

Espero que las decisiones que se tomen en este país sean las más responsables para nuestra salud democrática y la tranquilidad de las próximas generaciones de venezolanos, evitar el «Efecto Chamorro» en un futuro es también consecuencia de las decisiones que se tomen en este momento. El presidente Guaidó debe luchar contra estos fantasmas y lograr el cese de la usurpación, dirigir el gobierno de transición y abrir paso para unas elecciones libres. En este caso, el orden si altera el producto.

 @Fsmarcano