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Actualmente algunos países y quienes  representan organizaciones políticas, Departamentos, Comisiones, Organizaciones, jefes de Estado, nacionales e internacionales, parecen cómplices de las atrocidades que comete el actual régimen en Venezuela.

Al sólo pronunciarse cuando se cometen delitos como la desaparición forzada, tortura recurrente, asesinatos a estudiantes, manifestantes, dirigentes políticos, militares discrepantes y muertes por falta de medicinas, asistencia médica, hampa y hambre en Venezuela, sin acciones contundentes para evitar que el régimen de Maduro continúe con éstas prácticas terroríficas que lesionan los derechos de los venezolanos, estas débiles voces nacionales e internacionales se esfuman en el aire.

Sus endebles y extremadamente diplomáticas posturas no han detenido la brutalidad del desgobierno de Maduro y sus representantes en la Fiscalía General de la República y Defensoría, a quienes importa un comino los derechos humanos de los venezolanos.

Pareciera que el régimen al saber de tan enclenques posiciones contra su bestial comportamiento, ha reforzado sus macabro accionar contra opositores, con el apoyo de aliados extranjeros indolentes e inicuos, para llevar a cabo un continuo maltrato al pueblo que dicen representar y defender; el aniquilamiento a los opositores y un saqueo constante a los bienes de la nación.

Cada vez que un militar, un dirigente político, o cualquier ciudadano, entre ellos niños fallece o es asesinado por la tiranía de Maduro, el país y el mundo declara de inmediato contra estos criminales actos, pero nada se hace que resulte efectivo para poner coto a los desmanes del régimen y sus infernales acólitos que aplican sus malvadas conductas contra opositores y pueblo indefenso.

Pasan los días, se suceden los mismos atropellos y vuelven a pronunciarse para que luego todo continúe en un macabro círculo vicioso. En medio de esto, algunos abogan por un diálogo con representantes del tirano, mientras sus agresores siguen torturando de diversas manera a los venezolanos.

Las democracias del mundo, como lo ha señalado Estados Unidos, deben, de una vez por todas, unirse y ejercer una verdadera y contundente presión que frene la más que evidente crueldad del régimen de Maduro,

Es urgente y necesario restaurar la democracia, la justicia, la paz, el estado de derecho en Venezuela!