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(San Felipe. 17/09/2019) Venezuela está sufriendo la peor crisis de toda su historia, casi 4 millones de personas han huido del país en el éxodo más grande registrado en la historia occidental, la escasez de alimentos, medicinas, y productos básicos se agudiza cada vez más en el único lugar del mundo con hiperinflación, la inseguridad y la impunidad prevalecen en un país donde mueren más personas a manos del hampa que en naciones en estado de guerra, todo esto sin contar los muertos por desnutrición, falta de medicinas, tratamientos médicos, y los que ahora están muriendo por falta de electricidad en los hospitales.

Por si fuera poco, todo aquel que protesta por sus derechos y clama por sufrir esta terrible situación, es propicio a ser amedrentado de alguna manera, reprimido, perseguido, y hasta torturado, inclusive mujeres, jóvenes, niños, y los mismos funcionarios públicos, policías, y miembros de las Fuerzas Armadas; todo esto y mucho más ocurre en un país donde los cobardes que concentran y ejercen el poder a la fuerza, prefieren que la gente muera y sufra con tal de mantener el nefasto socialismo.

Todas las corrientes del socialismo son contrarias a Dios, tanto en su concepción de la sociedad, como en su cosmovisión política y económica, además, fomentan la idolatría a los gobernantes y sobredimensionan el tamaño del Estado, usurpado así los roles que le corresponden por naturaleza al ámbito civil.

La biblia prescribe que no debe haber señorío del Estado sobre la familia, la producción, la educación, las ciencias, la iglesia, y los asuntos privados, lo contrario es estatismo (hoy socialismo); por eso los creyentes deben adversar toda corriente socialista por obligación escritural.

Luego de salir del régimen, el país debe reconsrruirse con los pilares que hicieron posible el desarrollo de la civilización occidental, y para ello necesariamente se debe dejar atrás el nefasto socialismo que tanto daño nos ha hecho, no solo desde las dos últimas décadas, sino desde la misma llegada de la democracia en Venezuela.

Dios mediante derrotaremos las fuerzas de la oscuridad, y la luz de la libertad prevalecerá para construir un país de progreso y valores.

Eleazar Betancourt