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John Galt, personaje de la novela La Rebelión de Atlas, de Ayn Rand, decía: “A lo largo de siglos de azotes y desastres, causados por tu código moral, has llorado su ruptura, nos dijeron que los azotes son castigos por haberlo quebrantado. Que los hombres fueron débiles y egoístas en derramar la sangre que era necesaria. Los condenaste, condenaste su existencia, condenaste esta tierra, pero jamás te atreviste a cuestionar tu código… preferiste refugiarte en su “nobleza”, pues la naturaleza del hombre no estuvo a la altura. Aún después de tanto nadie preguntó: ¿Bueno y noble? ¿Bajo qué estándares?”

Esta ha sido la filosofía de los criminales, de los errores históricos que nos han gobernado. La moralidad del “otro”, de la destrucción de los individuos en “beneficio de la mayoría”; aun hoy somos pocos los que cuestionamos el putrefacto andamiaje moral que nos ha llevado a la ruina absoluta, a nuestra destrucción.

Han despreciado nuestras capacidades individuales, nos han hecho creer que somos seres inferiores, hambrientos de salvación y desposeídos de razón. Pero nada más ajeno a nuestra naturaleza. Los venezolanos tenemos hoy una tarea irrenunciable: como individuos debemos cuestionar nuestro sistema de valores, y ponderar cuánto nos ha costado.

Necesitamos entender cómo el altruismo y el colectivismo, los progenitores del socialismo, nos han sido inoculados, promoviendo el sacrificio particular por un “bien superior” en contra de nuestra voluntad. Debemos reconocer la Moralidad de la vida, el egoísmo racional.

Entendiendo que el altruismo no es benevolencia, mucho menos generosidad, conceptos que se asocian al interés propio y racional de ayudar desde nuestra capacidad, sin que ello implique renunciar a tus valores y tu esencia. Para Ayn Rand en una relación apropiada no debería haber víctimas, ni sacrificios, por lo tanto cualquier relación o acción humana debería ser voluntaria, libre y producto de la razón.

No nos queda otra opción más que desechar toda herencia cultural que suprima la razón como fin absoluto. Es hora de construir los pilares fundamentales de la vida, la libertad y la persecución del interés propio. Que abracemos un nuevo código moral basado en la libertad individual y el trabajo productivo como único camino para salir de la oscuridad en la que nos han hundido.

En el cierre del discurso de John Galt, en la novela de la Novelista rusa en La Rebelión de Atlas, afirma: “Ustedes han usado el miedo como arma y han traído la muerte como castigo por rechazar su moralidad. Nosotros les ofrecemos la vida como recompensa por aceptar la nuestra”.

German Briceño (*)

Twitter: @germanbsm

*German Briceño, es miembro de Vente Venezuela en Argentina. Fue junto a otros dos miembros de Vente Argentina becado para participar en el  Ayn Rand Con, que fue realizado por el Ayn Rand Center para Latinoamerica en Buenos Aires.