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Para nadie es un secreto que la situación actual que vive nuestro país y nuestras universidades no se escapan de esta realidad, vivo ejemplo de ello es la casa de estudios de la Universidad Simón Bolívar la cual ha tenido que soportar años tras año tener que ver cómo han desmembrado su casa de estudio, como se han encargado de politizarla, de bajarle la moral y sobretodo callarla, pero la USB no se doblega porque tal como cada uno de sus estudiantes, entiende que la dignidad no es negociable, porque se niega a rendirse ante las ordenes de la mafia que hoy busca apoderarse del espacio más importante para el crecimiento de la nación, el cual es la universidad.

El hostigamiento hacia la USB ha ido desde prohibiciones expresas a mostrar su descontento contra este régimen corrupto e ineficiente, pasando por amenazas, llegando incluso al recorte de presupuesto, los cuales hoy tienen a la USB en condiciones deplorables, funcionando en su totalidad con 23 unidades de transporte en sus dos sedes (Sartenejas y la sede del Litoral) los cuales son utilizados a una capacidad superior ocasionando el averió de muchas unidades y así arriesgando a perder una unidad de transporte universitario, el trimestre septiembre-diciembre 2019 cuenta con 3.956 estudiantes, de los cuales 2.961 están en Sartenejas y 995 en la Sede del Litoral eso sin contar con el personal administrativo y de seguridad que también hace vida en la universidad.

Los jardines de nuestra universidad han sido siempre símbolo y ejemplo de belleza para todos, hoy no es así, hoy nuestras áreas verdes no son admirables porque no existen, porque se han robado todo, incluso han intentado robarse la identidad de nuestras universidades, pero les repito la USB jamás va a doblegarse.

El régimen, en su intento de alejarnos de la universidad, porque no es casualidad que la mayoría de los exiliados hoy son jóvenes, ha intensificado su esfuerzo por desaparecer el conocimiento de este país ya que la mayor arma que puede tener un venezolano en su contra es justo esa, el conocimiento, esa es realmente su verdadera intención: desterrar a la fuerza de la juventud. Pero se equivocan porque los jóvenes de este país nos negamos a bajar la voz, nos negamos a rendirnos.

Imaginen por un momento, que cuando tengan la edad suficiente, nuestros niños tengan la posibilidad de asistir a una universidad de calidad en la cual puedan desarrollar su ingenio y su talento, y gracias a su trabajo y esfuerzo, puedan emprender, ser libres económicamente, y no dependan de ningún subsidio del estado… Es a eso precisamente a lo que le teme el régimen, a ciudadanos libres e independientes, es por eso que hoy nos oprimen, que cierran nuestras universidades y nos niegan oportunidades, les temen a los ciudadanos formados, y para eso decidieron acabar con todo resquicio de educación en el país.

Pero el joven venezolano ha decidido no rendirse, ha decidido persistir en esta lucha constante y diaria, el estudiante venezolano es el más vivo ejemplo del término “Valiente” en estos momentos. Las universidades son el lugar idóneo para sentarse un día a hablar de la situación crítica que enfrentamos, yo los invito a que se sienten y hablen con algún universitario, díganles que les cuenten sobre un día que les haya sido difícil desde que están estudiando, les aseguro que van a reírse y a llorar al escuchar las locuras que vemos cada día, pero no solo eso, pregunten a esos chamos si aman a su universidad, a su país y sorpréndanse al darse cuenta que más allá de lo difícil que es hoy ser un joven venezolano, nosotros seguimos comprometidos con este país.

¿Y por qué seguimos teniendo fe en este país? Yo quiero suponer que se debe a que pesa más el valor y la fuerza de los venezolanos que cualquier maraña de estos delincuentes que intentan humillarnos para doblegarnos. Me enfoco en la universidad venezolana y en su crisis porque no es posible levantar a un país sin ciudadanos libres y formados, y precisamente ambas herramientas te las otorga la universidad, porque todos sabemos que no existe un alma más libre y rebelde que la de un universitario luchando por sus ideales, es justo eso lo que necesitamos hoy: rebeldía consciente.

¿A qué me refiero con esto? A que en la coyuntura país en la que todos están repitiendo una frase que nosotros sabemos que no es tan real, porque tan bien no vamos, porque ir bien es ir por el camino de la reconstrucción del país, nosotros hemos sido los rebeldes que han impulsado una idea diferente, una idea que, si bien no es una solución mágica, sabemos que funciona y que es urgente.

Yo solo le pido a los jóvenes que no permitan que nadie les diga que son muy chamos para hacer esto, que no tienen experiencia política, porque si la tenemos, tenemos la experiencia de veinte años de opresión, de no haber vivido nada más que esto, de conocer únicamente a un régimen tiránico, opresor, humillante, y que odia a la juventud, a su fuerza, su espíritu y su capacidad de seguir educándose.

Hoy les digo, que somos nosotros los encargados de levantar y redimir el nombre de Venezuela ante el mundo, quienes estamos aquí y quienes hoy se encuentran lejos de casa.