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(San Felipe. 26/11/2019) El 23 de enero, surgió una nueva esperanza para los venezolanos en la proclamación de Juan Guaidó como «Presidencia Interino de la República», despertó en los ciudadanos ese aire de libertad que desde hace 20 años los ciudadanos hemos esperado, y que a lo largo de los últimos años se ha profundizado aún más ese sentimiento. Se había propuesto finalmente el cese definitivo de la usurpación, el gobierno de transición y lo más deseado por los ciudadanos, unas elecciones verdaderamente libres.

Todos los venezolanos confiaron en que realmente el lema «Vamos Bien», estaba siendo el adecuado para la ocasión y éste se cumplía a cabalidad. Fue el inicio de una serie de sucesos «aparentemente» relevantes para definir el destino político de la nación. Apoyo internacional, acompañamiento masivo de distintos sectores en protestas, marchas, vigilias y un sin fin de actividades conducidas por el presidente interino Juan Guaidó.

Salimos a las calles durante meses, exponiendo nuestras vidas, enfrentándonos ante las fuerzas del régimen con la esperanza de que finalmente acabaría la pesadilla socialista; pero sólo obtuvimos una importante cantidad de heridos, detenidos y hasta fallecidos en esta lucha.

En este tiempo de interinato hemos evidenciado la cohabitación y la falta de sensatez que han sostenido los líderes, que aparentemente representaban a una mayoría de venezolanos que se oponen a este régimen.

Poco a poco el poder de convencimiento de los líderes sobre los ciudadanos fue perdiendo vigencia y la calle finalmente se agotó. Los ciudadanos no quisieron seguir exponiendo sus vidas, luchando contra grupos armados y mafias pagadas por el régimen, a quienes no les duele el país.

Hoy, luego de transcurrir 10 meses de aquel histórico día, los venezolanos no seremos carne de cañón para un régimen asesino, sólo por complacer caprichos absurdos que en nada beneficia a los ciudadanos.

Salir a las calles a protestar, sin garantías, ni propuestas claras, no es una opción. Exigir a los ciudadanos ser carne de cañón, mientras los líderes de «oposición» siguen cohabitando y dialogando con el régimen, es un acto de irresponsabilidad atroz.

Lo que realmente hace falta son acciones contundentes por parte de quienes están en la obligación de hacer algo para que este régimen caiga. Urge solicitar con mayor claridad y firmeza esa ayuda internacional necesaria para salir de esta pesadilla socialista y alcanzar finalmente, aquello que queremos los venezolanos: La Libertad.

Emmairallys Oviedo