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En enero de 2016, quiénes fueron electos un mes antes para representarnos ante el parlamento nacional, pactaron con la ciudadanía el compromiso de hacer las gestiones para liberar a Venezuela. Un acuerdo político, roto desde el principio, llevó a tres personajes a la presidencia de la Asamblea Nacional, sin resultados para el país, y a uno más a la Presidencia Interina de la República, el G4 al mando del Poder Legislativo.

2017 se convertiría en el año más importante para esta lucha libertaria; la activación de hecho del artículo 350 de la Constitución, a través de la rebelión ciudadana que nos llevó al plebiscito del 16 de julio marcaría un antes y un después en la vida de los políticos y los partidos en Venezuela, también en los ciudadanos. Y es que 7.6 millones de venezolanos fueron burlados por la dirigencia política, que decidió participar en unas elecciones de Gobernadores, convocada por la ilegítima ANC, que días antes habíamos condenado, nosotros y el mundo democrático. Se entregaron al régimen por unas pocas gobernaciones.

En respaldo a la ciudadanía, Vente Venezuela, el 10 de agosto de 2017 se retira de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), posteriormente, funda la alianza Soy Venezuela, y finalmente, nace la fracción parlamentaria 16 de julio, dónde están incorporados Diputados de ABP, Vente y Convergencia. Ya siendo solo la fracción de Vente Venezuela, nuestros Diputados, exigían con firmeza, se respetara la voluntad de los ciudadanos, expresada en las urnas el 6 de diciembre de 2015, en las calles y en el plebiscito.

La conformación de la Fracción 16 de julio, responde al mandato de la ciudadanía, quiénes exigieron a través del artículo 70, en pleno ejercicio de su soberanía política, el desconocimiento de la ilegítima ANC, que la FAN retomará el hilo constitucional y la conformación de nuevos Poderes Públicos para el establecimiento de un gobierno de transición y unidad nacional. El accionar de este grupo parlamentario, se ha centrado en la libertad de Venezuela, el condenar y denunciar actos de corrupción, y acompañar a la ciudadanía. Recientemente, salvaron el voto para la aprobación del pago de intereses de los bonos Pdvsa 2020, así como para la reincorporación de los ex diputados del Psuv al parlamento. Esto último, representa una completa aberración, el parlamento nacional, la casa de las leyes, viola la Constitución aceptando la presencia de personajes que ya no son Diputados, porque abandonaron el Palacio Federal Legislativo en 2016. Lo que el Presidente (e), Juan Guaidó, ve como un avance, no es más que el peor atraso y la más vil traición a la ciudadanía.

Hoy pareciera estar todo perdido, los escándalos de corrupción azotan al parlamento, a Diputados, en realidad; pero está en riesgo la legitimidad de la Asamblea Nacional. Lo que hace meses era extemporáneo, hoy debe ser un tema diario de discusión política, entre quiénes queremos realmente la libertad del país, la presidencia de la Asamblea Nacional.

En enero, fue electo Juan Guaidó, aquello formaba parte de un acuerdo político de la MUD. A quien le correspondió, el 10 de enero, asumir el interinato, para una tarea puntual: cesar la usurpación de Nicolás Maduro y establecer un gobierno de transición para estabilizar el país, y finalmente convocar a elecciones libres. Lo cierto es, que el año termina, y lo más relevante de la gestión fue: Dialogar con el régimen a espaldas de los venezolanos, retrasar la aprobación del Tiar y lo más grave, avalar la corrupción.

Meganálisis, publica que el 68.5% de los venezolanos ya no confía en Juan Guaidó, y que el 84.4% no saldrá a protestar si este hace alguna convocatoria de calle. Esto es gravísimo para el país, porque el 5 de enero se pretende reelegir a alguien que no goza del apoyo de la ciudadanía, a lo mejor es una falacia lo que voy a afirmar, pero esto sería como tener a dos Maduro, pero así, lo ve el ciudadano en la calle.

¿Y que hacemos ante la desesperanza? En principio no rendirnos, no sentirnos derrotados, no llorar, porque sí existe una salida. ¿Que implica riesgos? Sin duda, pero debemos construirla.

A Vente Venezuela, Soy Venezuela y la Fracción 16 de julio les digo: ¿Y si nos la jugamos por la Asamblea Nacional? Si, lo sé, la fracción 16 de julio no forma parte del G4 y por eso pareciera imposible que cualquiera de sus Diputados acceda a la presidencia de la Asamblea Nacional. ¡A Dios gracias! Que no pertenecen a ese grupo, del cual ya conocemos su proceder y accionar. Pero, hay factores que hoy se están alineando para que esto se convierta en una posibilidad cierta: la ciudadanía y la Constitución.

El artículo 333 de la Constitución es claro, y más clara es la violación, que a la vista del mundo el Parlamento venezolano viene cometiendo, como por ejemplo, el reconocimiento de ex diputados del Psuv. El 333 nos permite exigir la dimisión de quién no ha cumplido con el trabajo encargado.

«Art. 333. Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.»

El descontento en la ciudadanía es monumental, ellos han hecho y dado todo lo que se les ha pedido, y siguen dispuestos a hacerlo, si hay un objetivo claro y tangible.

El artículo 70 de la Constitución plantea: «Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, (…) la consulta popular, (…), el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, (…)»

¿Quien dice que aquí no está la fórmula para que la fracción 16 de julio: ABP, Convergencia y Vente, lleguen a la Presidencia de la Asamblea Nacional? El 333 debe ser activado de hecho, por la ciudadanía, una fuerza que necesita una nueva cara, y la gente sabe quién es.

El 70, permitirá la participación de la ciudadanía en una decisión trascendental para el país. ¿Les suena familiar? Pues sí, es un plebiscito que que planteo. Retomar el orden del Parlamento a través del artículo 333 y la convocatoria a una consulta popular de carácter vinculante, para que la ciudadanía decida la nueva directiva de la Asamblea Nacional. ¿Cuándo? El mismo 5 de enero de 2020.

Pareciera una locura, pero sería importante para el país que tomemos el riesgo ¿O acaso no estamos llenos de coraje y valentía? Ya falta poco para dar la última vuelta al reloj de arena, antes que el régimen rompa su cristal y la arena sea derramada.

¿Y la comunidad internacional? Va a reconocer todo lo que esté en el marco de la Constitución. ¿Y los embajadores que se nombraron? Se les pregunta si quieren seguir en sus cargos o no. ¿Y los Diputados? Que de ajusten a su conciencia, al artículo 201 de la Constitución. ¿Y los ex diputados del Psuv? Ingnorémoslos, no son Diputados y la justicia pronto los alcanzará. ¿Y la gente? Va a estar del lado del coraje y la libertad. Jugarnos la Asamblea Nacional es nuestra última jugada.