Emergía de las profundidades provocando grandes burbujeos por el gran movimiento que hacia al desplazarse hacia la superficie, temido por todos los marinos y habitantes de las costas escandinavas este monstruo era tan grande que era capaz de infringir miedo a niños y adultos por igual. Surgen en la mitología escandinava como un tipo de pulpo o calamar gigante que con sus enormes tentáculos destruye todo a su paso, atrapando a sus víctimas sin la mínima esperanza de tener piedad al dejarlos ir.
En Venezuela existe una abominación que solo nos puede recordar a esta mitológica criatura devoradora y tenaz capaz de atrapar a sus víctimas quebrantando su espíritu, «El Estado Venezolano» la amenaza latente de cada ciudadano de un país que ha deseado ser libre una y otra vez pero que no ha detectado jamás hasta estos últimos años a su mayor enemigo histórico. Desde la independencia de Venezuela en 1811 hubo pequeños destellos de querer controlar a la bestia, pero cada intento fue socavado por un nuevo ataque, mucho más grande, mucho más fuerte.
A diferencia de otros procesos emancipadores como los que surgieron en las colonias inglesas de norteamericana donde sus ciudadanos recibieron con mucho mayor apego los pensamientos traídos desde el viejo continente hacia lo que se convertiría en una tierra fértil para las ideas de libertad ciudadana y de estricto control hacia el monstruo «Estado Nacional». En Venezuela estas ideas fueron olvidadas, ignoradas, rechazadas y vilipendiadas, estas acciones harían de Venezuela un país mucho más atrasado que nuestros vecinos del norte, porque la historia nos demuestra que si uno cohabita con el enemigo no solamente se vuelve cómplice sino que es instrumento fiel de su propia destrucción.
En el siglo XX Venezuela tuvo lo que considero la
conciencia del país en dos hombres muy olvidados pero que se mantuvieron firmes
en una causa noble que fue advertirnos de nuestro futuro conociendo cada uno de
ellos nuestro trágico e ignorado pasado, El doctor Arturo Uslar Pietri
que en su libro «Hay que sembrar el petróleo» explica muy bien la
desventajas de ser un país petrolero cuando el ciudadano común cree que esa
riqueza es producto de nuestro trabajo y no de un azar del destino que debe ser
aprovechada por ser un recurso finito de carácter estratégico pero no
indispensable para la economía del futuro y los nuevos automóviles eléctricos
de empresas como la «Tesla Motors» son una muestra de ello. EL otro
ciudadano ilustre para representar la conciencia no escuchada es Carlos Rangel
con la obra más importante de su carrera «Del buen salvaje al buen
revolucionario» y la errada visión de América Latina como víctima del
mundo desarrollado y de las clases pudientes, se ha forjado un personaje tipo,
el «buen revolucionario», que promueve el populismo, el
proteccionismo, el caudillismo y el autoritarismo como solución para la región,
que en nuestro particular caso solo ha servido para expandir la figura del Kraken
y llenar de desgracia las páginas de historia contemporánea de nuestro infante
país.
En nuestro proceso de «progreso»
luego de la caída de los que pensábamos que iba a hacer la última
dictadura en Venezuela, comenzaba un proceso de adaptación lento pero eficaz
como lo demuestra nuestra cruda realidad sobre que mientras no hayan control
del tamaño del Estado, nuestra sociedad corre un gran peligro. El Estado
comienza a sustituir pequeños pero importantes aspectos del mercado desde 1961
hasta que logra mostrar su rostro tal y como el abominable monstruo que es, es
así, como llego el fatídico año de 1976, donde el 1ro de enero el presidente
Carlos Andrés Pérez anunciaba con bombos y platillos la Nacionalización del
sector petrolero. Para algunos tal vez fue un momento de alegría, pero los que
sabían el peligro de darle facultades no inherentes a su naturaleza al Estado
vieron con gran preocupación como esto podría desencadenar una «caja de
pandora» donde todos los males que podrían salir no desaprovecharon la
oportunidad. Desde ese momento se parte en dos la historia que marcaría una
política cada vez cerca de destruir nuestras libertades colocando en una
carrera los derechos individuales y las facultades del Estado.
En el laberinto donde transita el ser humano
para llegar a la virtud, el venezolano viviría tentado ante la evolución del
monstruo que en un principio parece hacer pequeñas burbujas en el mar, pero que
al salir a flote en la superficie se entrelaza con cada tentáculo un aspecto de
la vida diaria del ciudadano, tal vez comenzó con el sector petrolero
destruyéndolo hasta quebrantar cada parte de la industria pero ese no sería su
límite, porque lo siguiente fue derogar un sistema legal que tenia fallas pero
funcionaba sustituyéndolo por uno de sus tentáculos donde los venezolanos se
agarrarían ante cualquier sacudida pero que no dejaría de ser por su naturaleza
una parte más del monstruo que pensó que la ingenuidad sería suficiente arma
como para mantenerse devorando una nación que siempre ha de ser libre porque
fue fundada con la sangre de ciento de miles de patriotas que no merecen
descansar bajo los cimientos de esta atrocidad a la cual nuestros gobernantes
habían ignorado y confabulado tal vez en mi mayor ingenuidad de buena fe. Luego
de haber creado un sistema jurídico de sus entrañas y tras años de haber
rechazado las ideas de mantener a la bestia bajo control solo era cuestión de
meses hasta que el gigante marino nos devorara paso a paso nuestras libertades
tal y como ha sucedido, lo que es inefable es que incluso en estas
circunstancias algunos ven al monstruo a sus ojos y no lo identifican pensando
que se puede colaborar con él mientras te consume.
La muerte del Karen por manos de Perseo: En la
mitología griega también se menciona la figura del abominable monstruo que
azota los mares. Nuestro héroe Perseo se encontraba recorriendo el cielo
de Etiopía con rumbo a ver a su rey Polidectes a quien debía entregarle la
cabeza de Medusa como regalo de bodas justo cuando escuchó unos desgarradores
gritos de auxilio sin saber de donde provenían. Desconcertado, Perseo alcanzó a
ver a una mujer encadenada a unas rocas cerca del estruendoso mar; era la diosa
Andrómeda, hija de Casiopeia y el rey de Etiopía, al encontrarse frente a ella,
Perseo le preguntó que por qué se hallaba atrapada y a qué le temía; a lo que
ella le explica que había sido ofrecida como sacrificio para calmar al Dios
Poseidón, quien se encontraba furioso con Casiopeia y había desatado una gran
destrucción sobre el reino de Etiopía.
Lentamente, el Kraken empezó a surgir del océano
fijando su mirada en la damisela encadenada; y, sin pensarlo dos veces, Perseo
alzó la cabeza de Medusa frente al Kraken convirtiéndolo parcialmente en
piedra, para así finalizarlo con un ataque de su espada directo al corazón.
Una de las razones que me hacen pensar que
podemos destruir a nuestro propio monstruo que azota y consume nuestra riqueza
es que cada ciudadano de nuestro hermoso y maltratado país tiene dentro de sí
mismo la flama indomable de un grito de libertad que no descansa y mucho menos
se doblega, quienes tal vez piensen que cohabitando con la bestia la
adormecerán solamente se engañan mostrando desconocimiento de la naturaleza del
monstruo que le ha costado muchas vidas a la humanidad y que me niego
rotundamente a que siga consumiendo mis años de vida y la de mis hermanos de
cada rincón del país, porque amo a mi país y sé que cada uno de sus ciudadanos
también lo hace desconozco autoridad alguna que pueda tener esta bestia sobre
nuestra tierra y reclamo nuestro derecho a ser libre recordando las palabras de
Ronald Reagan. «El futuro no pertenece a los pusilánimes, pertenece a los
valientes».