En los últimos meses, personas que pertenecen a otras organizaciones políticas me han catalogado como «radical» o «extremista» por cosas que digo, escribo y digo. Mi pregunta es: ¿cómo no ser radical cuando a diario veo cosas que quebrantan mi poca estabilidad emocional?
Muchos no quieren ver la realidad porque simplemente están cobijados en una zona de confort, tal vez algunos reciben prebendas o están resignados a esta tragedia. Pero ¿cómo no ser radical cuando cada vez que salgo a la calle veo cosas que me parten el alma?
Hace días fui testigo de una experiencia lamentable mientras iba en el Bus Barinas, que estaba a reventar, como de costumbre a más de su máxima capacidad, con un calor insoportable. Una madre con su hija, que también estaban en el bus, se bajaron en unas de las paradas cercanas al centro de la ciudad, varios pasajeros notaron que la adolescente estaba muy pálida, la joven al momento de bajarse empezó a perder energía y se desmayó en brazos de su madre, quien llorando pedía ayuda, un joven y yo auxiliamos a la madre, quien llorando nos comentaba que no habían cenado la noche anterior, ni mucho menos desayunado o almorzado ese día porque simplemente no tenían nada para comer, ni dinero para comprar, que gracias a Dios unos familiares les habían enviado un dinero para comprar comida.
Ese relato, las lágrimas de impotencia y desesperación de la madre me impactaron, ver a esa joven desvanecerse y caer sin energía alguna fue duro para mí. No es justo que una madre y su joven hija pasen por esa terrible situación, no es justo que los venezolanos vivamos en condiciones totalmente desfravorables, es inaceptable que durante años quienes usurpan el poder secuestren paso a paso nuestras libertades ciudadanas, pero por otro lado eso me motiva a seguir luchando, contra viento y marea. Ese cúmulo de cosas me llenan de energía y de motivación para trabajar por el país, para lograr las condiciones idóneas para desarrollarnos y vivir con libertad plena y con dignidad.
[@RenzoJMeza]